EL CAPITÁN EN CUARENTENA --Del Libro Rojo de C.G.Jung (1914).
“Capitán, el chico está preocupado y muy agitado debido a la cuarentena que nos han impuesto en el puerto”.
“Que te inquieta chico? ¿No tienes bastante comida? ¿No duermes bien?”
“No es eso, capitán, no soporto no poder bajar a tierra y no poder abrazar mi familia”.
“¿Y si te dejaran bajar y estuvieras enfermo, soportarías la culpa de infectar alguien que no puede aguantar la enfermedad? No te lo perdonarías nunca”.
“Entiendo lo que queréis decir, pero me siento privado de la libertad capitán, me han privado de algo”.
“Tú prívate aún más de algo.”
“Me estáis tomando el pelo?”
“En absoluto. Si te privan de algo y respondes como todos, has perdido”.
“Entonces, según usted si me quitan algo ¿para vencer debo quitarme alguna cosa más por mí mismo?”
“Así es. Lo hice en la cuarentena hace 7 años.”
“¿Y que es lo que os quitaste?”
“Tenía que esperar más de 20 días sobre el barco. Hacia meses que esperaba llegar al puerto y gozar de la primavera en tierra. Hubo una epidemia y nos vetaron bajar. Los primeros días fueron duros. Me sentía como vosotros. Luego empecé a contestar a aquellas imposiciones no utilizando la lógica. Sabia que tras 21 días de este comportamiento se crea una costumbre.
En vez de lamentarme y crear costumbres desastrosas, empecé a portarme de manera diferente.
Empecé con el alimento. Me impuse comer la mitad de cuanto comía habitualmente; luego comencé a seleccionar los alimentos más digeribles, para que no sobrecargar mi cuerpo.
El paso siguiente fue unir a esto una depuración de pensamientos malsanos y tener cada vez más pensamientos elevados y nobles.
Me impuse leer al menos una página cada día de algo que no conocía.
Me impuse hacer ejercicios sobre el puente del barco.
Un viejo hindú me había dicho años antes, que el cuerpo se potenciaba reteniendo el aliento. Me impuse hacer profundas respiraciones completas cada mañana. Creo que mis pulmones nunca habían llegado a tal capacidad y fuerza.
La tarde era la hora de las oraciones, la hora de dar las gracias; a una entidad cualquiera por no haberme dado, el destino, privaciones serias durante toda mi vida.
El hindú me había aconsejado acostumbrarme a imaginar, la luz entrar en mí y hacerme más fuerte.
Podía funcionar también para la gente querida que estaba lejos; integré esta práctica en mi rutina diaria sobre el barco.
En vez de pensar en todo lo que no podía hacer, pensaba en lo que habría hecho una vez bajado a tierra. Visualizaba las escenas cada día, las vivía intensamente y gozaba de la espera.
Todo lo que podemos obtener enseguida, nunca es interesante.
“¿Como acabó capitán?”
“Adquirí todas aquellas costumbres nuevas. Me dejaron bajar después de mucho más tiempo del previsto.
“¿Os privaron de la primavera entonces?”
“Sí, aquel año me privaron de la primavera y de muchas cosas más, pero yo había florecido igualmente, me había llevado la primavera dentro, y nadie nunca más podrá quitármela".-
*El Libro Rojo (Rote Buch, en alemán; Red Book, en inglés) es un manuscrito escrito y ampliamente ilustrado por el psicólogo suizo Carl Gustav Jung entre 1914 y 1930 --hasta hace poco inédito, hoy se considera el núcleo de su obra posterior. El manuscrito de tamaño folio, se encuadernó en cuero rojo; Jung solía llamarlo el Libro rojo. Había permanecido inédito y prácticamente desconocido --resguardado en una caja fuerte--, hasta su publicación en octubre de 2009.
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