Algunos puntos espirituales para la cuarentena por Leonardo Boff
Dado que la cuarentena es un retiro forzado, haga como los hombres y mujeres que deben retirarse cada año. Algunas sugerencias:
- Tómese el tiempo para usted y haga una revisión de la vida.
- ¿Cómo ha sido mi vida hasta ahora?
- ¿Qué lado tomé? De aquellos que están bien, o de los necesitados, ¿necesitan una palabra de consuelo y quién es pobre y sufriente?
- ¿Cuál es mi opción fundamental? ¿Ser feliz por todos los medios? ¿Acumular bienes materiales? Ganar estatus social? ¿O ser bueno, comprensivo, dispuesto a ayudar y apoyar a quienes están en peor situación?
- ¿Puedo tolerar los límites de los demás, lo aburrido y controlarme para no responder a los errores que escucho? ¿Puedo dejarlo ir?
- ¿Puedo perdonar de verdad, pasar la página y no ser rehén por resentimientos y malos juicios?
- ¿Puedo encontrar las palabras correctas cuando tengo que decir algunas verdades y llamar la atención sobre los errores o errores de otros que están conectados conmigo? ¿O van directamente, agresivamente, humillando a la persona?
- Cuando me levanto por la mañana, digo una oración, en pensamiento y no tiene que ser en palabras, pidiéndole a Dios que me proteja a mí, a mi familia y a aquellos con quienes vivo y trabajo. ¿Y por la noche, antes de irse a dormir, elevar su mente a Dios, incluso sin palabras, para agradecerle por el día, por todo lo que sucedió y por estar vivo?
- ¿Quieres probar unos minutos de meditación pura, donde solo Dios y tú están presentes, olvidando un poco el mundo? Simplemente levante la mente, póngase en silencio ante Él (tengo un pequeño libro: " Meditación de la luz : el camino de la simplicidad", un método que une Oriente y Occidente, permitiendo que un rayo de luz de arriba penetre en todo tu cuerpo y en tus puntos de energía (chakras).
- ¿Tienes el coraje de fomentar una actitud de entrega total a Dios, sabiendo que siempre estás en la palma de tu mano? Todo lo que sucede proviene de tu amor. La muerte es como un nacimiento y nadie ha visto su propio nacimiento. Entonces, en la muerte, sin darnos cuenta, caeremos en los brazos de Dios Padre y Madre de infinita bondad y misericordia. Nunca olvides las palabras reconfortantes de la Primera Epístola de San Juan (3,20): "Si tu corazón te acusa, debes saber que Dios es más grande que tu corazón". Así que vete en paz bajo el manto de la infinita misericordia divina.
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