lunes, 30 de marzo de 2020

Concéntrate en la chispa de bondad

A través de la porción de Shemot, podemos comenzar a despertar la parte de nuestra alma que se necesita para manifestar la Redención Final; la carta número 27 en Amado de mi alma contiene un punto específico e importante sobre el que Rav Brandwein le enseña a Rav Berg, mi padre.
"¿Qué significa amar a otra persona como a nosotros mismos?".

Sabemos que Moshé quería poner fin a todo el dolor, el sufrimiento y la muerte en este mundo al hacer lo que pudo para ayudar a los israelitas cuando padecían el dolor de la esclavitud en Egipto. Pero entonces Rav Brandwein pregunta: ¿por qué Moshé se negó cuando el Creador le dijo que quería que él fuese quien causara el fin del dolor y sufrimiento? Hay una discusión entre Moshé y el Creador que duró una semana, dentro de la cual Moshé no solo no aprovechó de inmediato la oportunidad, sino que también la rechaza continuamente. ¿Cómo podemos entender esto?

Moshé se preocupaba por los israelitas, pero no de la manera en la que la mayoría de nosotros lo hacemos. Nosotros vemos a alguien padeciendo un dolor y decimos: “Lo ayudaré hoy aunque mañana padecerá dolor nuevamente”, y aceptamos eso. Pero Moshé estaba en un nivel completamente diferente. Él no quería formar parte de algo que no fuese eterno. Él consideraba que todo lo que hiciera tenía que ser parte de la Redención Final. Imagina lo distinta que es esa conciencia de la que tenemos la mayoría de nosotros actualmente. Muchos de nosotros nos alegramos con poder solucionarle un problema a alguien, pero Moshé se aseguró durante toda su vida de que todo lo que tocara formara parte de la Redención Final, la eliminación eterna del dolor, el sufrimiento y la muerte.

"Debe haber un nuevo nivel de amor".

Tomando esto en cuenta, podemos entender por qué Moshé estaba resistiendo a la Luz; ¡resistir a la Luz crea una vasija más grande! Si Moshé hubiese aceptado en aquel momento la habilidad que el Creador le estaba dando de hacer que la Redención se manifestara para los israelitas, habría estado muy limitado en lo que hubiera podido ayudar. Aunque muchos de nosotros nos habríamos alegrado con eso, Moshé no lo hizo. Moshé resistió a la Luz, diciendo: “¡Quiero más, quiero el poder de hacer más!”. Toda la semana de vaivén entre Moshé y el Creador en realidad no es una discusión en la que Moshé dice: “No lo quiero hacer, no estoy seguro de que lo pueda hacer”, sino que Moshé estaba despertando una vasija más grande, resistiendo a la Luz para revelar todavía más.

El Creador le dijo a Moshé que la única manera de despertar la Redención es a través de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Para que ocurriera, el Creador le dijo a Moshé que debía llevar a Aharón (quien es energía de la Columna Derecha, energía de misericordia) con él y juntos introducirían este concepto a los israelitas, este entendimiento de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Ese fue el trabajo que Moshé y Aharón iniciaron: dirigirse hacia los israelitas y, como dice Rav Brandwein, forzar en ellos este despertar de amor.

Para que ocurra la Redención debe haber un nuevo nivel de amor; ese es el secreto que Rav Brandwein le dice a Rav Berg y que el Creador le estaba diciendo a Moshé en su momento y nos dice ahora. ¿Pero por qué es esto? ¿Por qué debe haber un nuevo nivel de amor? El Midrash pregunta: si los israelitas estaban en la llamada puerta 49 de la negatividad, ¿cómo lograron merecer la Redención Final? ¿Qué permitió que los israelitas fuesen redimidos aunque estuviesen en ese bajo nivel?

Ahí está la respuesta y una hermosa enseñanza. Lo que permitió la Redención de Egipto fue que el Creador mirara la parte del alma de los israelitas, la parte que está en el interior de cada individuo, que nunca se deteriora, la parte que nunca se ensucia a pesar de las acciones negativas de un individuo. La Redención pudo llegar porque el Creador no se concentró en la persona que estaba en el nivel 49 de negatividad, sino en la parte del alma de esa persona que nunca se daña, la parte perfecta que cada uno de nosotros tiene.

Pero, más importante para nosotros, ¿cómo podemos despertar eso para nosotros? Creo que la respuesta es muy simple. Sabemos que la manera en la que se comporta una persona es la manera en la que se comporta la Luz del Creador con ella. La manera en la que nos comportemos con los demás es la manera en la que la Luz del Creador se comportará con nosotros. Eso significa que si somos una persona que encuentra la chispa de bondad en alguien que hace algo negativo, entonces el Creador nos verá y, sin importar lo que hagamos, solo se concentrará en la chispa de bondad en nuestro interior.

Hay dos opciones para lograr la Redención: hacer que todos sean perfectos, lo cual nunca ocurrirá, o hacer que el Creador solo se concentre en la parte perfecta de nosotros. ¿Cómo lo hacemos? Al decirles a los israelitas, y a nosotros mismos, que despierten el amor. Significa que cuando veamos a una persona que ha hecho cosas terribles, digamos: “No me importan las cosas terribles que esta persona ha hecho. Solo me concentro en lo bueno”.

¿Qué significa amar a otra persona como a nosotros mismos? Olvidar todo lo que él o ella ha hecho y concentrarnos en el alma buena y perfecta en su interior. Los israelitas lograron merecer que la Luz solo se concentrara en su bondad porque ellos estaban concentrados en la de otros. Ese es el secreto de por qué Rav Brandwein le dijo al Rav, y el Creador les dijo a Moshé y a Aharón, debes ir y despertar el “Ama a tu prójimo como a ti mismo”.

La Redención Final llegará cuando el Creador se concentre solamente en la chispa de bondad dentro de suficientes personas. ¿Cuándo sucederá esto? Cuando suficientes de nosotros solo nos concentremos en la chispa de bondad que está en el interior de los demás.

Michael Berg 

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