Queremos cambiar el mundo para no tener tiempo en ocuparnos de cambiar ni un ápice de lo que desde hace tiempo sabemos que hemos de cambiar en nosotros mismos.
Transferir a la película “cambiar el mundo” lo que hemos de cambiar en nosotros mismos es el autoengaño cotidiano, un
autochantaje, una traslación afuera lo que debería haberse hecho dentro.
Entonces: ¿Vamos a seguir criticando a los “políticos parásitos” o plegaremos nuestra silla de ruedas y echaremos a andar?
Como siempre, la vida es lo único y más precioso que tenemos (con permiso de los budistas), a nosotros nos toca hacer de ella una aventura intensa y divertida o buscar otro refugio,…otra coartada.
Por cierto, ¿realmente requieren otra coartada para seguir criticando y mirando a otro lado, o se deciden a actuar?
Pienso que el tiempo que perdemos criticando podríamos emplearlo en actuar.
Juan Trigo
No hay comentarios:
Publicar un comentario