Hay un atajo hacia la salud infinita.
Ohsawa decía que si el camino parecía demasiado largo y difícil era porque se partía de una base falsa.
La salud infinita, la voluntad infinita y el amor infinito son esencialmente lo mismo.
Se trata de la vida infinita.
O estás en ella o por fuera de ella.
Si te percibes como un ser aparte, que necesita luchar para tener un lugar en el mundo, entonces estás perdido en el medio del universo.
Por mucho que luches no llegarás a ninguna parte.
Por mucho que avances no llegarás a ninguna parte.
Porque no hay ninguna parte adonde llegar en el infinito.
Siempre estarás en el infinito, creyendo que avanzas, que progresas.
Pero estás dando vueltas en círculos y terminarás exhausto.
Ese atajo consiste en tomar conciencia.
Es tan simple como eso.
No puede ser más fácil.
Para encarnar la vida infinita se debe tomar el alimento destinado a tu naturaleza.
Para los humanos es el cereal entero.
Es la llave secreta que todos desprecian.
Nadie desea el cereal en grano.
Todos desean el cereal refinado.
Entonces quedan automáticamente excluidos de la vida infinita.
Auto exclusión.
Auto degradación.
Auto destrucción.
En la naturaleza las reglas son simples.
Cada especie tiene un alimento óptimo.
Si lo desprecia, si lo rechaza, se auto deprecia, se auto excluye.
Queda por fuera de la salud infinita.
Queda por fuera del amor infinito.
Se tendrá que conformar con una vida mediocre.
Una salud mediocre.
Un amor mediocre.
Una voluntad mediocre.
El alimento es la llave, el atajo hacia la vida infinita.
Por ahora sólo una minoría usa esta llave.
Pero las minorías tarde o temprano se convertirán en las mayorías.
Porque lo pequeño debe aumentar.
Y lo grande disminuir.
-Martín Macedo-
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