miércoles, 26 de junio de 2019

Lo difícil de quebrar creencias


Cuando Gandhi tenía 19 años viajó a Londres para culminar sus estudios de abogacía.
Allí permaneció durante 3 años.
Antes de su viaje le prometió a su madre que no comería carne en Inglaterra porque era una mujer muy devota y religiosa.
A su regreso encontró que su familia estaba desintegrada y que su madre había fallecido.
Intentó conseguir trabajo como abogado pero sin éxito.
Finalmente llegó la oportunidad y ésta implicaba que debía viajar y residir en Sudáfrica para trabajar como abogado en una firma prestigiosa.
Además de trabajar en la firma, Gandhi se involucró en la lucha por los derechos civiles de sus compatriotas que estaban despojados de las mismas oportunidades que los residentes blancos.
Allí se convirtió en el líder de los derechos de los hombres de color tanto Indios como musulmanes.
Hizo muchas amistades entre las familias inglesas cristianas que lo invitaban con frecuencia a comer para confraternizar y discutir asuntos religiosos.
Todas las semanas iba a visitar a una familia cristiana que tenía un hijo de 5 años que pronto se hizo muy amigo de Mohandas Gandhi.
Éste apreciaba mucho las enseñanzas cristianas que promovían el amor a todos los hombres y mujeres por igual.
Pero las enseñanzas cristianas no mencionaban nada sobre el amor a los animales.
Para los cristianos los animales son comida.
Y por esa razón Gandhi no consideraba que el cristianismo a pesar de la belleza de sus enseñanzas fuera una doctrina muy elevada.
En el budismo el amor se extiende a todos los seres y por esa razón hay una fuerte tendencia hacia el vegetarianismo.
Durante las comidas Gandhi tomaba un poco de fruta y un día estaba almorzando con el niño mientras hablaban sobre lo que estaban comiendo.
El niño tenía un trozo de carne de vaca en el plato mientras que Gandhi tenía una gran pera.
Y entonces el niño comenzó a sentir admiración por el vegetarianismo de Gandhi y quiso imitarlo.
Pronto la madre puso el grito en el cielo, ya que el niño cuestionaba la práctica de comer carne todos los días y le pedía a la madre que le diera frutas como comida imitando a su amigo Mohandas.
Al lunes siguiente cuando Gandhi vino como de costumbre a almorzar con esta familia, la mujer le pidió que no comiera más a solas con el niño, que en el futuro lo hiciera con los adultos porque se estaba convirtiendo en una mala influencia para el niño.
"Mi hijo podría debilitarse y enfermar si deja de comer carne".
Y Mohandas decidió no visitar más a esa familia amiga para no incomodar a los padres.
El ejemplo es la fuerza más poderosa y elocuente.
Aunque este episodio ocurrió hace más de 100 años, probablemente en el año 1910 o 1911 nos muestra lo arraigada que está la creencia de que la carne da fortaleza física y que abandonarla implica debilidad y enfermedad.
Algunos compatriotas de Gandhi comenzaron a comerla porque pensaban que los ingleses los colonizaron y dominaron debido a su mayor vigor por su dieta alta en carne.
Y durante su adolescencia Gandhi la probó a escondidas bajo la influencia de un amigo que lo convenció de volverse fuerte como los ingleses.
Todavía esa creencia sigue muy arraigada en el inconsciente colectivo tanto de oriente como de occidente.
Y sobre todo en la clase médica.
Es muy difícil quebrar esa poderosa creencia.
Y por esa razón el cáncer, las enfermedades cardíacas y el mal humor están tan extendidos por el mundo.

-Martín Macedo-

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