"El terror del cerebro a adaptarse a nuevas reglas del juego, el pánico a perder el control de la situación, la inercia de las costumbres y los intereses establecidos, el peso de la tradición y la historia se alían para poner obstáculos a la innovación y al cambio" E.Punset.
El miedo está relacionado en parte con la pérdida del control.
El tener el control o creer que lo tenemos nos alivia el estrés, la ansiedad, el miedo, y nos da cierta seguridad aunque sea ficticia.
Os cuento un experimento de los 70, llamado Seligman:
Consistía en someter a cinco ratones, cada uno en su cubículo, a una intensa descarga eléctrica totalmente aleatoria, es decir, impredecible para los ratones.
Sin embargo, uno de ellos tenía en su espacio una palanca que, movida con acierto, desconectaba la corriente eléctrica de todos los ratones.
En otras palabras, la única diferencia entre los cinco ratones era que uno de ellos tenía una palanca y, a veces, le daba la sensación de que, de alguna manera, controlaba la situación.
Pero al final del experimento, todos los ratones habían recibido el mismo número de descargas y de la misma intensidad.
A las seis semanas, el sistema inmunitario de cuatro ratones se había desmoronado; su sistema emocional estaba exhausto y la depresión acabó con sus vidas.
El ratón que disponía de la palanca y que, ocasionalmente, podía tener la sensación de que ejercía un amago de control sobre lo que se le venía encima a él y a sus compañeros de cautiverio murió igual que los demás, pero muchos meses después.
Cambiando de tema, recuerdo un día que visité al familiar de un amigo en la residencia, la conversación entre la enfermera y él, verídica, fue:
-¿Qué hay de postre?
-Yogur o natillas, como ud. desee, puede siempre elegir.
-Bien. Por cierto, ¿ayer qué postre hubo?
- Yogur o natillas, siempre hay eso, pero puede elegir.
- Bueno, hoy elijo natillas.
Artur Garcia
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