martes, 3 de septiembre de 2019

El dolor

EL DOLOR ES EL MAESTRO MÁS SEVERO 🦋
Desearíamos que no existiera. Nos encantaría borrar el dolor y el sufrimiento de nuestra vida y de la vida de quienes amamos, para que nada turbara nuestro equilibrio. Sin embargo, hay unos principios que debemos asumir e interiorizar por nuestro bien.
La vida fluye y cambia. Nada es estable y formamos parte del movimiento. Hay quien dice que para saber qué es la felicidad, primero hay que sufrir. En absoluto. No hay que ser tan extremos. Las personas sabemos muy bien qué es estar bien, satisfechos, tranquilos y felices. Es un bien primordial y sabemos reconocerlo sin necesidad de ver a su antagonista frente a frente.
Ahora bien, sí hay unos errores en los que a veces solemos caer. Son los siguientes:
• Pensar que la felicidad y que la calma se van a mantener para siempre. No estamos preparados para sufrir las pérdidas, las enfermedades, para sufrir desengaños.
• Nos olvidamos de que la vida tiene un principio innato: avanzar. Y todo avance trae de forma irremediable el cambio, ya sea bueno o malo.
• Todos formamos parte de ese movimiento vital. Es necesario pues permitirse llevar de la forma más armónica posible al compás de esos cambios.
Si nos resistimos a hechos tan comunes como envejecer o no aceptamos que alguien haya podido dejar de amarnos, quedaremos encallados, aferrados al sufrimiento. Hay que llorar y enfadarse, desde luego. Es lícito ponerse de mal humor y sentir el dolor en toda su intensidad cuando algo ocurre pero, luego, debes aceptarlo. Y, después, formar parte de ese río que nos lleva la vida en el día a día, donde el cambio puede traerte de nuevo cosas buenas.
Hay vivencias que nos van a dejar lastimados por dentro, de eso no cabe duda. Hay un tipo de dolor que no deja indemne a nadie, y eso es algo que debemos asumir. La pérdida de un ser querido , por ejemplo, es algo difícil de aceptar, pero poco, podremos vivir con esa ausencia. Dolerá un poco menos.
Ahora bien, ten en cuenta que, si bien es cierto que la personas no solemos llegar “preparadas de fábrica” para el sufrimiento, sí disponemos de estrategias innatas para afrontarlo: todos somos excelentes supervivientes, todos disponemos de RESILIENCIA.
Shurya.

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