miércoles, 6 de febrero de 2019

Tus deseos son órdenes.


Tus deseos son órdenes.
En este mundo de dualidad hay muchos deseos.
Tantas personas que desean tantas cosas.
Pero pocos consiguen su completa satisfacción.
Tus deseos son órdenes.
Pero para que un deseo sea una orden debe ser un deseo poderoso, capaz de conmover a todo el Universo.
Muchos tienen deseos débiles, tímidamente expresan algunas cosas que "ojalá" se les conceda, con "un poco de suerte".
En la naturaleza salvaje no existe algo así como tímidos deseos.
En la naturaleza salvaje los deseos son absolutos.
Porque si un animal no desea su comida con una pasión absoluta, debe morir.
El deseo del león por comida es inmenso.
Persigue a su presa, extremadamente hábil y fuerte hasta que la somete y la devora.
Si los leones tuvieran débiles intenciones no podrían sobrevivir en la gran naturaleza.
Sólo lo podrían hacer en un zoológico, protegidos y mimados por los humanos.
Hasta la tortuga marina que vive 250 años tiene un poderoso deseo por alimento y por copular.
Algunas religiones tradicionales asocian el deseo con el pecado.
Pero el deseo que proviene de la voluntad infinita es un deseo de intensidad infinita.
En la naturaleza salvaje no hay anorexia.
El hambre es brutal, y los métodos para saciarla también son brutales.
Por esa razón cuando los humanos tienen deseos absolutos, grandes e intensos como el trueno, proyectan una información que llega a todos los rincones del universo.
Si no hablas claro y fuerte el vendedor no podrá traerte la prenda que deseas.
Si no tienes un deseo ardiente tu deseo no moverá la información ni la energía necesarias para su materialización.
Si quieres un Mercedes y no lo tienes, no es por falta de dinero o porque el precio es demasiado alto.
Es porque no lo deseas con la suficiente pasión.
Porque si tu deseo fuera verdaderamente grande y poderoso encontrarías la forma de abrir las arcas del cielo y extraer desde allí los fondos para comprarlo.
Si tienes una enfermedad crónica puedes curarte cuando quieras.
Pero debes desearlo con la misma avidez con la que un náufrago desea llegar a tierra firme.
Por eso cuando atravesamos grandes dificultades surgen esos deseos de intensidad extraordinaria que nos convierten en seres extraordinarios.
Por eso los grandes héroes y heroínas de la historia, tuvieron grandes ideales y estuvieron dispuestos a morir por ellos.
Porque cuando un deseo es lo suficientemente poderoso uno está dispuesto a dar la vida para alcanzarlo.
Entonces tus deseos son órdenes.
Pero cuando hay suficiente pasión, heroísmo y voluntad.
De lo contrario son deseos de poca calidad.
Y los deseos débiles son los que tienen la mayor parte de las personas.
Y por esa razón hay multitudes infelices que luchan pero no consiguen, intentan pero no logran.
Porque nadie les enseñó ni en la escuela ni en casa a tener deseos verdaderos.

-Martín Macedo-

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