martes, 19 de febrero de 2019

Si no se transforma el pensamiento no es posible una cura duradera


Sean transformados por la renovación de sus mentes.
Famosa frase bíblica de la carta de San Pablo a los Romanos (Romanos 12:2)
Tengo un amigo en Colombia que ha dedicado su vida a difundir la nutrición terapéutica según el Orden del Universo.
Ha hecho una gran labor en su país.
Y abrió un restaurante llamado "Comedor Transformacion".
Hace más de dos décadas viajé a Bogotá y fui varias veces allí y siempre estaba lleno de gente.
Muchas de las personas que lo frecuentan así como la mayoría que van a almorzar a los restaurantes macrobióticos de todo el mundo, tienen la firme convicción de que su transformación es una consecuencia directa de la transformación de su alimentación.
Porque esa fue la enseñanza que nos dejó Oshawa.
Si transformas tu alimento, tu cáncer se transforma, tu debilidad se transforma, tu infelicidad se transforma.
La transformación del cuerpo se producirá por la transformación del alimento.
Nuevo alimento nuevo cuerpo.
Nuevo alimento nueva salud.
Pero San Pablo nos dice otra cosa.
La transformación del cuerpo que se ve, ocurre por la transformación de la mente que no se ve.
Entonces mi amigo Diego organiza reuniones de estudio y cursos y seminarios para que las personas no se queden en ese engaño de que alcanza con apenas cambiar el alimento.
Si no se transforma el pensamiento no es posible una cura duradera.
Mucha gente toma la vianda macrobiótica como si fuera un "remedio" y espera que con sólo eso ocurrirá un milagro en su vida, su vida será transformada.
Una vez un practicante de Aikido con el que compartíamos las clases me dijo: "fui al restaurante macrobiótico todos los días durante un mes y no noté ningún cambio ".
Así que lo dejó.
Para él, la macrobiótica no "funcionó".
Recientemente me llamó un amigo que está en proceso de auto cura y ha hecho una dieta estricta durante casi tres meses.
No está conforme con los cambios.
Me dijo: " llevo casi tres meses de dieta estricta y he perdido peso; no tengo mucho apetito y no me veo bien. Además me han salido unas hemorroides que no tenía antes de la "dieta".
Ha transformado su dieta pero no ha transformado su mente.
No ha hecho una verdadera transformación.
Sólo transformó la superficie.
Está preocupado por la evolución de su cáncer y no está seguro si con sólo un cambio de sus comidas alcanza para controlarlo.
Sus oncólogos le han dicho que tiene un tipo de cáncer de piel que es bastante agresivo y que tiende a extenderse por los ganglios linfáticos.
Y como ellos le han aconsejando, se ha hecho varias operaciones para extraer los ganglios que tienen señales de malignidad.
Lo vuelven a estudiar y como vuelven a aparecer imágenes sospechosas coordinan nuevas remociones de ganglios que además exigen un injerto de piel por lo extenso de la resección.
Y me pregunta si puede agregar más cosas a la dieta porque ya han pasado los "tres meses".
Su mentalidad sigue siendo cancerosa.
No ha comprendido que desde que cambió la dieta ningún cáncer puede existir.
Hace una dieta estricta pero no cree.
Acepta que es sano pero no tiene la tranquilidad del que comprende.
Su mente está atemorizada y preocupada.
Respeta más la opinión de los especialistas que los principios que rigen el universo.
Su mente llena de negatividad proyecta veneno sobre su cuerpo.
Y su recuperación se hace más lenta y dolorosa.
No asume su perfección.
No asume su poder infinito.
No se considera una extensión de la inteligencia infinita.
Aguanta la dieta y espera.
Como si con eso hubiera algún tipo de mérito.
Una especie de poder redentor.

-Martín Macedo-

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