Hay universos paralelos.
Infinitos universos paralelos.
Como los carriles de una amplia autopista.
Pero no es tan fácil cambiar de carril si hay mucho tráfico.
Si hay poco movimiento en la ruta es mucho más fácil.
Está el universo de la salud perfecta y el universo de la enfermedad.
El universo de la paz y el de la guerra.
El universo de la pobreza y el universo de la abundancia.
Todos transcurren paralelos y simultáneos.
Para saltar hacia otro universo más agradable es necesario definirlo con absoluta precisión.
Y tomar una decisión audazmente.
Y aquietar la mente al máximo.
Porque si el tráfico de los pensamientos es muy denso, la tarea parecerá una empresa casi imposible.
Quien tiene el yang infinito dentro y el yin infinito fuera, salta fácilmente de un universo a otro.
Y no necesita morir para ir al cielo.
Porque el cielo será su residencia permanente.
-Martín Macedo-
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