lunes, 11 de febrero de 2019

En el enjambre

EN EL ENJAMBRE (2014 – EDICIÓN ORIGINAL: 2012)

Este es el texto donde Byung-Chul Han se ocupa a fondo del mundo digital. Desde ya se los digo: es la obra con la que menos sintonizo. En este volumen la mirada crítica del filósofo surcoreano se convierte en un garrotazo apocalíptico a todo lo que huela a silicio. Según Byung-Chul Han estamos en presencia de un “enjambre digital” formado por individuos que “no desarrollan ningún nosotros”, “no se manifiesta en una voz. Por eso es percibido como un ruido” (p. 27). Los modelos colectivos fundados en las nuevas tecnologías digitales “son muy fugaces e inestables, como en los rebaños constituidos por los animales. Los caracteriza la volatilidad” (p. 29). Byung-Chul Han busca diferenciarse tanto de la visión tradicional de la “masa” como de la “multitud” de Hardt y Negri.

Para los que estudiamos los procesos de comunicación resulta sorprendente leer a Byung-Chul Han cuando sostiene que en la comunicación digital “las informaciones se producen, envían y reciben sin mediación de los intermediarios. No son dirigidas y filtradas por mediadores. La instancia intermedia es eliminada para siempre (…) Medios como blogs, Twitter o Facebook liquidan la mediación de la comunicación, la desmediatizan” (p. 33-34). 

No estoy para nada de acuerdo con este análisis. Más que un estado de desintermediación total como sugiere Byung-Chul Han asistimos al desarrollo de nuevas instancias de (ciber)intermediación (ver el post Producción y distribución del conocimiento en la Era de la Ciberintermediación, el cual retoma algunas investigaciones que realizamos con Hugo Pardo Kuklinski y Cristóbal Cobo al respecto). Por otra parte… ¿Cómo se puede sostener que Twitter o Facebook no mediatizan la comunicación? ¿Acaso son interfaces neutras que no afectan las formas que asumen los intercambios entre los usuarios? Las plataformas digitales -desde Facebook hasta Amazon- generan un “efecto de desintermediación”, cuando en realidad son sus algoritmos los que modelan el consumo y las interacciones de los usuarios (ver mi post The filter bubble. Alguien te está mirando sobre los algoritmos de Google).

Más interesantes son las reflexiones de Byung-Chul Han sobre los movimientos políticos nacidos al calor de los tuits. Lejos de Manuel Castells y otros teóricos de la sociedad-red movilizada Byung-Chul Han no ve con claridad las movidas indignadas de la última década: “La indignación digital no … es capaz de acción ni de narración. Más bien, es un estado afectivo que no desarrolla ninguna fuerza poderosa de acción” (p. 22). La creciente presión de desmediatización “se apodera también de la política. Pone en apuro a la democracia representativa. Los representantes políticos no se muestran como transmisores, sino como barreras. Y así, la presión de desmediatización se presenta como exigencia de más participación y transparencia. Precisamente a esta evolución medial debe su éxito inicial el Partido Pirata” (p. 35). Algo parecido podría decirse de Podemos en España. Ahora bien, que los nuevos movimientos políticos cuestionen a la “casta política” no significa que estemos de frente a un proceso de desmediatización de la política: lo que Podemos y otros movimientos similares proponen son nuevas formas de mediatización.

Una digresión antes de seguir: como habrán visto, Byung-Chul Han comienza hablando de “mediación” y en un momento determinado pasa a “mediatización”. Ignoro si se trata de un error en la traducción de alemán o de un uso superficial de ambos conceptos. Es obvio que “mediación” no significa lo mismo que “mediatización”. Sobre este tema les recomiendo la lectura de La Semiosis Social IIde Eliseo Verón, un texto donde desgrana y define claramente ambos conceptos. Fin digresión.
En esta obra Byung-Chul Han vuelve a los temas tratados en sus otros libros, desde la excesiva velocidad de la vida social hasta la fragmentación y la positividad que definen a la sociedad contemporánea. Estas características se expresan en ciertos objetos. El siguiente párrafo es un buen ejemplo de su visión anti-gadget: “el smartphone es un aparato digital que trabaja con un input–output pobre en complejidad. Borra toda forma de negatividad. Con ello se olvida de pensar de una manera compleja. Y deja atrofiar formas de conducta que exigen una amplitud temporal o una amplitud de mirada. Fomenta la visión a corto plazo. Fomenta el corto plazo, y ofusca la larga duración y lo lento. El me gusta sin lagunas engendra un espacio de positividad” (p. 43). Los gadgets de silicio no le caen bien a Byung-Chul Han: “los aparatos digitales traen una nueva coacción, una nueva esclavitud. Nos explotan de manera más eficiente por cuanto, en virtud de su movilidad, transforman todo lugar en un puesto de trabajo y todo tiempo es un tiempo de trabajo. La libertad de la movilidad se trueca en la coacción fatal de tener que trabajar en todas partes” (p. 59). El pensamiento negativo de Byung-Chul Han no perdona: “la comunicación digital hace que se erosione fuertemente la comunidad, el nosotros. Destruye el espacio público y agudiza el aislamiento del hombre” (p. 75). Y culmina: “el exceso de información hace que se atrofie el pensamiento” (p. 88-89). Pasemos a otro libro.


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