Hay una realidad que se ve y otra realidad que no se ve.
Ambas transcurren paralelas y simultáneas.
Mundo de la energía y mundo de la forma.
El pensamiento científico parte de la creencia de que el mundo que se ve es la “realidad”.
Y si algo no se ve inventa una máquina para verlo.
Como un microscopio electrónico.
Entonces sí lo ve y lo considera “verdad”.
Pero depende siempre de los sentidos físicos, para construir sus dialécticas.
Por eso la ciencia médica en su afán por la rigurosidad únicamente se basa en el mundo que se ve.
Y por eso su alcance es muy limitado y no consigue curar en profundidad.
Porque no toma en cuenta la realidad del mundo de la energía vital.
Se trata de un tipo de información inaccesible a los órganos de los sentidos.
Entonces para ellos no existe y asunto resuelto.
Y crea leyes para imponerse como medicina oficial.
La medicina llamada “complementaria” se basa en el mundo que no se ve.
Y sus técnicas van a las profundidades del ser, donde se originan las enfermedades.
Más allá de las formas físicas, hay un gran universo viviente y palpitante donde todos estamos y no podemos dejar de estar porque es el soporte invisible de nuestros magníficos templos visibles.
Allí ocurre la creación de todas las formas.
Allí es donde debe crearse la salud infinita.
-Martín Macedo-
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