De todas las virtudes o cualidades que debemos buscar en la pareja ideal, la más importante pero muchas veces pasada por alto es la bondad.
Simplemente la bondad.
La falta de experiencia nos lleva muchas veces a equivocarnos.
Y nos dejamos deslumbrar por la belleza física.
O por el nivel de formación académica.
O la posición social.
Los maestros macrobióticos siempre han insistido en que se debe buscar la pareja dentro del mismo ambiente macrobiótico.
Como si todo se resolviera espontáneamente al compartir esta forma de vida.
Pero hay practicantes sumamente egoístas.
Que son infelices por su egoísmo y hacen infelices a las personas con las que interactúan.
En cambio una persona bondadosa, busca tu felicidad tanto como la suya propia.
Y si tu felicidad es practicar la macrobiótica, ella o él la adoptarán de inmediato para que la felicidad sea mayor.
La bondad es la mayor expresión de la sabiduría.
No debe ser confundida con debilidad de carácter.
La persona bondadosa vale lo que pesa en oro.
Busca una joya semejante y cuida ese tesoro.
Porque las almas bondadosas son las más avanzadas y las más antiguas del universo.
-Martín Macedo-
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