LA SOCIEDAD DEL CANSANCIO (2012 – EDICIÓN ORIGINAL: 2010).
En este volumen Byung-Chul Han sostiene que el modelo “viral” y la metáfora de la invasión bacterial -que reina en nuestra sociedad desde al menos el siglo XIX- ha ido perdiendo fuelle para ser reemplazada por otras metáforas y enfermedades.
Según el filósofo surcoreano enfermedades como la depresión, el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el transtorno límite de la personalidad (TLP) o el síndrome de desgaste profesional (SDO o “síndrome de burnout”) “definen el panorama patológico de comienzos de este siglo” (p. 11).
La era inmunológica ha sido abandonada en favor de otro paradigma donde ha desaparecido “la otredad y la extrañeza” y solo reina la “diferencia” (p- 14). Byung-Chul Han ubica en el fin de la guerra fría el momento inicial de esa transición.
“La diferencia postinmunológica, es más, postmoderna, ya no genera ninguna enfermedad (…) Lo extraño se sustituye por lo exótico y el turista lo recorre. El turista o el consumidor ya no es más un sujeto inmunológico” (p. 14).
El viejo paradigma inmunológico -fundado en el concepto de “negatividad” (“lo otro inmunológico es lo negativo que penetra en lo propio y trata de negarlo”, p. 17)- no es compatible con la globalización ni con la disolución de las fronteras.
En este volumen Byung-Chul Han también introduce una cuestión que desarrollará en otros libros (como La sociedad de la transparencia): la superación del modelo foucaultiano del panóptico.
“La sociedad disciplinaria de Foucault, que constaba de hospitales, psiquiátricos, cárceles, cuarteles y fábricas, ya no se corresponde con la sociedad de hoy en día. En su lugar se ha establecido desde hace tiempo otra completamente diferente, a saber: una sociedad de gimnasios, torres de oficinas, bancos, aviones, grandes centros comerciales y laboratorios genéticos. La sociedad del siglo XXI ya no es disciplinaria, sino una sociedad del rendimiento” (p. 25).
El sujeto del rendimiento no sufre una explotación externa: es dueño de sí mismo y se auto-explota. Más adelante volveremos sobre este tema, uno de los leitmotivs de Byung-Chul Han. El sujeto auto-explotado hace del multitasking una práctica que “modifica radicalmente la estructura y economía de la atención. Debido a esto la percepción queda fragmentada y dispersa” (p. 34).
El multitasking y otras prácticas como los videojuegos nos llevan a un estado de atención superficial, lo cual según Byung-Chul Han genera una regresión similar al estado de vigilancia de los animales salvajes: “Los logros culturales de la humanidad, a los que pertenece la filosofía, se deben a una atención profunda y contemplativa” (p 35). Este estado de contemplación es imposible de alcanzar en el mundo del multitasking y la hiperatención.
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