domingo, 10 de febrero de 2019

Sin fe no hay curación


Hace unos días me consultó una joven atractiva por un caso de cáncer cerebral.
Le extirparon un tumor que estaba en el lóbulo frontal y para ello tuvieron que retirar parte del hueso de la frente con una sierra.
La operación fue exitosa.
El cirujano le dijo que quitaron "casi todo" pero que para quedarnos más "tranquilos" había que reforzar el éxito quirúrgico con varias aplicaciones de radioterapia sobre la cabeza y más de 20 sesiones de quimioterapia.
Quedó con una pequeña secuela en una vista, en la cual ve menos en uno de los campos visuales.
El cabello volvió a crecer excepto en la zona frontal donde se aplicaron las radiaciones.
Ella siempre fue sana; pero en los últimos años trabajaba más de 12 horas en un estudio contable y luego seguía en su casa con trabajos particulares.
Entonces empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza que nada lo calmaba.
Y la desesperación la llevó a la cirugía y desde entonces el dolor cesó.
Pero tiene miedo.
A pesar de los trata-mientos de "refuerzo" siempre está la duda sobre si no habrá quedado alguna célula escondida en algún lugar estratégico.
Y le bajaron las plaquetas y los glóbulos blancos.
Y está muy desanimada porque a pesar de haber hecho todo "bien" y haber cumplido al pie de la letra todos los protocolos su salud y su nivel de energía no son los de antes.
Y me pidió una orientación y comenzó a aprender a cocinar para fortalecer la sangre.
Le enseñamos a preparar un té muy poderoso para alcalinizar la sangre y le dije que si lo tomaba todos los días sus plaquetas iban a mejorar junto con todos los otros valores.
Y me responde: "ojalá".
Y se bebió el té poderoso pero interiormente su cabeza dudaba: "ojalá funcione".
Uno de mis grandes maestros, el profesor Kikuchi de Brasil enseña desde 1950 la "cura pela boca".
Él dice: un bocado de alimento es una gota de sangre.
Y si todos los bocados tienen calidad la sangre tendrá calidad.
Y una sangre de calidad resuelve cualquier enfermedad.
Porque la enfermedad viene únicamente cuando la sangre se deteriora.
Pero sin fe no hay curación.
Aunque se le ofrezcan los mejores alimentos orgánicos preparados por los mejores chefs del mundo......"ojalá funcione".
Ohsawa decía: fe es comprensión.
Cuando falla la fe es porque falla la comprensión.
La comprensión es el resultado del estudio, de la lectura, de la reflexión.
La cura "pela boca" no tendrá éxito si no se acompaña de la fe.
Aunque mastique 100 veces y haga la mejor dieta del mundo, no tendrá la motivación para perseverar.
Sin fe, sin comprensión la mente será inestable porque no hay un objetivo definido.
¿Y si no funciona?
"Me estoy privando de comer rico y no sé si realmente voy a curarme".
Entonces darle maravillosa comida macrobiótica a alguien que no cree, que no comprende, que no tiene fe es lo mismo que tirarla al río.
Por esa razón los que sólo vienen a clases de cocina y no leen ni estudian se quedan en el jardín de infantes.
Nunca serán maestros ni alcanzarán la salud absoluta.
Porque la salud absoluta debe ser una realidad bien definida en el alma antes de plasmarse en la carne física. 

-Martín Macedo-

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