viernes, 6 de abril de 2018

No más charlatanes ni falsos profetas


Siempre me impresiona tanta vuelta mental, ni yo que estudié psicología... doy tanta vuelta en autodiagnósticarme o llenarme a mí mismo de etiquetas sin sentido práctico.

No comprendo el afán en esa 'búsqueda' incansable de las personas por etiquetarse de alguna forma, ya sea positivo o negativo, por qué no utilizar el tiempo en buscar como repolarizar al polo positivo lo que molesta de sí, o lo que causa dolor de sí mismo para su dominio y comprensión.
No sería esto más económico en recursos humanos internos de todo tipo (y de recursos económicos mejor ni hablar), en vez de anular los aspectos esenciales y particularidades del sí mismo, potenciar lo que es "mal habido" de uno mismo, es decir lo que produce dolor, en vez de buscar englobarse en un síndrome o puñado de síntomas que entran pobremente en un diagnóstico.
Es tan difícil darse cuenta que a cada profesional de salud que se va da un diagnóstico absolutamente distinto? (con su respectivo set de medicamentos adictivos y destructores del SNS).
Es insólito y curioso el cómo cada ser busca entrar en algún set de etiquetas determinadas, y después de tener todo integrado pedir permiso profesional para consumir drogas de pésima calidad (sobre todo en latino-américa).
No veo por qué jugar ruleta rusa yendo a cada profesional que existe denominado eminencia en cada rincón de la tierra, que en definitiva terminan haciendo pruebas y mediante ensayo y error, con suerte, recetan algo que permite dormir, aunque anulando muchas veces todos los maravillosos procesos que suceden principalmente en nuestro cerebro en este estado.
No hay secretos respecto a las intenciones negruzcas del modelo mercantilista de la farmacología, venden falsa felicidad, falsa paz, falsa tranquilidad, y falsa panacea con sus pastillas, porque si te fijas, cada ser que las toma a pesar de sentir el momentáneo placer de evadir su verdad, es algo tan pasajero que después de volverte resistente a la "medicina" vuelve el mismo problema (ya que nunca lo enfrentaste realmente) a atormentarte.
Acepta quien eres, eso para comenzar, pero eso no quiere decir que comiences con tonterías del 'new age' y te conformes con ser un atado de malos hábitos heredados y aprendidos, a no ser que ellos no te produzcan dolor.
No te preocupes, ¡ ocúpate ! , ya que por mucho que se desviva un grupo de personas jugando a ser Dios cómo quien juega Monopoly (políticos, poderosos empresarios, etc.) dictaminando lo normal y lo patológico, siempre debes ser más astuto y darte cuenta de que es un medio de control de masas, ya que nadie en ningún aspecto es como el otro.

El hacer un "mentalódromo" en tu mente y dar vueltas de tus problemas, es inicialmente el primer paso para comenzar a perder el control, bajar tu ánimo, aumentar tu ansiedad en todos los aspectos en que seas débil (comida, ritmo circadiano, preocupación, rabia, etc.) y por supuesto producir la correspondiente sintomatología, pero no es el demonio ni ningún ser celestial castigándote tampoco, sino tú mismo haciendo un loop de tortura en tu mente, que produce matemáticamente los mismos resultados que en tu narrativa dices padecer (ya sea como víctima de la vida, o cualquiera de los menesteres de moda entre tus cercanos).
Nadie es igual a nadie, ni siquiera una huella dactilar de la otra, menos el patrón helicoidal del ADN de nadie con el de nadie. No comprendo por qué todas las personas buscan su concepto de 'éxito' en quien realmente no lo tiene (actores de cine, estrellas de rock, etc.) e intentan imitarlo consiguiendo las posesiones materiales de ese alguien, que sí tiene talento, pero no lo consiguió comprando cosas, sino como cualquier talento, que es hijo de la repetición metódica, sin embargo tampoco ese talento es felicidad. Como dice Jim Carrey: "Quisiera que todos pudieran conseguir ser ricos y famosos para que entiendan como eso no produce ninguna felicidad".
Lo único que se puede hacer lejos de la patraña de ser 'normal' es mejorar en función del horizonte que tu corazón y mente unidos (porque no puedes evitar ninguno de los dos no importa la tontería que diga algún culto u otro), ya que ser 'normal' en realidad es ser un normado, es decir un borrego que elije todo en base a procesos tácitos de su subconsciente, ya que jamás ha trabajado en sí mismo y es absolutamente susceptible a ser manipulado hasta por un aparato de televisión, o cualquier dios de la multimedia.
Si quieres ser digno, despierta, deja de clasificarte en base a criterios ridículos (como los manuales estadísticos mundiales de salud mental DSM y CIE) que eligen los poderosos para influenciar las masas, eso para comenzar, seguido de eso tampoco los criterios ridículos secundarios de exitismo (moda, posesiones materiales, etc.), es decir claro necesitas ciertas cosas, pero es un insulto a tu propia inteligencia adelantar que la compra de lo que sea te dará una identidad tan maravillosa que la amarás, porque no es así.
Sé tú, pero no este yo estancado que promueve la nueva era, ya que es frustración igual al final, avanza, crece, pero tampoco por crecer mirando para el lado si alguien te está venerando al hacerlo, siempre en función de tu plan interior (todos tienen efectivamente algo que hacer), pues el sentido de propositividad y de reinvención constante son los únicos que te proporcionarán el sentido de pertenencia a la única tribu que vale la pena pertenecer: La de la vida que es divina y maravillosa cuando dejas de ser una mala copia de un modelo pobre sobre quien se debe ser.
Se por ser, sabe que cada elemento de ti tiene al menos dos formas de manifestación, y si vives la negativa, entonces busca como ponerle esfuerzo, tiempo, atención y consciencia para hacerle evolucionar en algo más, porque la técnica de ocultar tus propios elementos constitutivos de los demás para pertenecer a su hedónico "clan" no funciona para ser feliz, ni para dormir mejor, ni para estar pleno.
El dinero sirve, pero tampoco te va a hacer feliz, a no ser que lo ganes haciendo, de nuevo, algo que te haga sentido, que te enfoque de modo propositivo, y que te permita invertirlo en ti mismo, en tu reinvención constante, y en elevar lo que no te gusta de ti o lo que te genera daño (o a tus queridos) de ti mismo.
No hay doctor, curandero (me incluyo), chamán, psiquiatra, sustancia (química o "natural") que te pueda resolver el trabajo que debes hacer en ti (sí debes porque ese es amor verdadero, mejorar al mundo comenzando por ti). Sí muchos de ellos te ayudarán (aunque te apoyen o te aporreen) lo mejor que puedan con lo que tienen, otros no, pero esa cualidad la tiene cualquier evento de tu día, pues todo es un decir para el que elije mejorar, despertar, sanar, llámalo como quieras, pero es una elección personal.
Es más fácil por supuesto seguir a la masa, repetir, no pensar, ver fútbol, hablar lo que todos hablan, leer lo que todos leen, buscar lo que todos buscan, tomar lo que todos toman, comer lo que todos comen, porque es así que te aceptan todos y te meten a su loop, pero no basta más que un par de días junto a casi cualquiera de estos seres "dormidos" para darte cuenta que están lejos de ser felices realmente, y que necesitan o estar dopados, o ocupados al 600% en acciones repetitivas para poder lidiar consigo mismos (sin hacerlo realmente).
Lo bueno cuesta trabajo, pero no te lo puede quitar nadie, ahora si quieres mejorar sí... la vida irá poniendo de su parte (Dios, Alá, Gokú, en quien tu creas), es bonito aprender conceptos orientales, pero sin importar cuantas veces repitas Namasté o sí más té, si no trabajas en tu responsabilidad (tú mismo) jamás harás un aporte significativo al mundo más que aumentar la huella de carbono y replicar tu set de malas costumbres de zombie encubierto en tu familia (hijos, etc).
Sí te aceptas es un maravilloso paso número uno, obviamente lejos de las etiquetas sin sentido de la salud mental, o de la sociedad del consumo, pero sí y solo sí:
Trabajas en ti, si te reinventas, estudias sobre la vida, desautomatizas tus dogmas, te emocionas en el proceso y buscas tu propia verdad por un estudio riguroso de tu propio ser, con todos los lentes, prismas, teorías, religiones que quieras, pero no aceptando como un borrego pasivamente, sino en el más puro, alto, digno, informado, estudioso, apasionado y bello camino del crecer realmente en un acto libre incluyendo tu capacidad de análisis, y de pensamiento crítico en él. De otro modo, vas a pasar la vida repitiendo los mantras más hermosos del planeta, las palabras más sofisticadas de elevación espiritual, y oyendo sobre lo sagrado, pero a penas dejes de fantasear ¿adivina qué?, sí... exacto ! el espejo nuevamente, y si no has trabajado en ti, no te gustará tu reflejo. Aunque sí conseguirás ser 'amigo' de seres que se vistan igual y canten los mismos coros y les guste pasar su tiempo fantaseando respecto de lo mismo, inclusive tal vez te diviertas mucho, y eso también hace bien, pero tampoco hará el trabajo duro en ti por ti.
Sigue digno, crece, está bien el carpe diem, pero no lo uses como una hamaca en la cual reposar irresponsablemente tu frustración y falta de propósito, hay una orquesta celestial sonando, sí es verdad, y en efecto una que necesita que te vuelvas un buen músico para aportar con tu propia melodía, una refinada, digna de ti, entrenada, pulida, refrescante, intensa y maravillosa, porque elegiste trabajar en ti, no por repetir cánones del tipo que se sean, sino porque entendiste que eres único, y que puedes liberarte de todas las cadenas que te hacen esclavo para gritar con toda la potencia de tus pulmones lo bello que es ser libre dignamente mientras brilla cada día a la luz de cada desafío para ser mejor.
Ámate hermano (a), y si te amas como dices, demuéstralo, no a mí, no a la sociedad, ni a Osho, ni a nadie más que a tu propia unión contigo mismo, con la vida, porque eso eres, eres parte de un plan maestro, pero no puedes ejecutar tu parte esencial si estás ocupado intentando ser normal, o parecerte a lo que el mercado vende como alguien 'exitoso' o 'feliz'.
Ámate al no soltarte a ti mismo en la mediocridad de un carpe diem que opaca tu propósito esencial, al no dejarte caer ni en las fauces paupérrimas de la victimización, o cualquier hábito que te permita ponerte en una posición de enfermo moribundo, porque eres vida, sagrada en sí misma, único como todos somos, con potencial para lo que sea, romper las reglas que sean, volar en un 'pájaro de acero' y llamarle avión, o hacer brillar una vasija de vidrio llena de gas con un filamento extraño y llamarle ampolleta. Lo que sea amigo mío, lograrás si te liberas de la estupidez, el conformismo, el dogma, lo preestablecido, el miedo, el apego, el egoísmo, la mediocridad, pues somos únicos y distintos, cada uno, pero compartimos materia hasta con lo más elevado, somos iguales en esencia, poder, y divinidad, pero esta no se manifestará ni por quemar incienso, tomar pastillas, hacer el rezo de moda, ni oír los bellos cuencos, sino por tu propio esfuerzo divino de reinventarte y al fin tener el valor de oír en tu mente y corazón tu verdadero propósito.
Permítete todo, libérate de las tonterías que no crees realmente, explora tanto como sea necesario para saciar la pasión que te llama a hacer lo que siempre quisiste, la única regla es amarte en cada acto coherente-mente sin dañar a nadie en el viaje.
Las fronteras, todas... las crean los miedosos y pusilánimes que viven del ego en su perdición forrada en falso oro, busca lo tuyo, tu camino... tú-camino.
Amar,
-Roberto García-

No hay comentarios:

Publicar un comentario