jueves, 5 de abril de 2018

Nadie está libre del error


Nadie está libre del error.
Ni de la enfermedad.
Ni del miedo.
Podemos escapar del frío durante un tiempo pero tarde o temprano vamos a tener que aceptarlo en nuestra vida.
Nadie quiere pasar hambre, pero por más que le temas, en algún momento pasarás hambre.
La gente busca la seguridad con toda su voluntad y determinación pero en algún momento experimentará la inseguridad.
Si estamos en conflicto con la mitad del mundo, viviremos en un eterno conflicto que no tiene solución.
Pero existe un remedio a esta situación tan extendida.
Se llama el Principio de las Transformaciones.
La Ley eterna de yin y yang.
Cuando estudiamos estas leyes y las llevamos a la práctica; cuando las comprendemos en profundidad, el conflicto se sana de inmediato.
Se trata de una curación que ocurre en el alma y luego se manifiesta en el cuerpo.
Este principio es la base de la cultura oriental.
Es el principio de la paz, de la salud y del desarrollo supremo.
Cuando comprendemos que noche y día, frío y calor, debilidad y fuerza, pobreza y riqueza, vacío y abundancia, facilidad y dificultad no se pueden separar, sentimos el impulso instintivo de abrazarlas a ambas.
Cuando comprendemos que no puede existir una sin la otra.
Que una nutre y fortalece a la otra......
Sentimos el impulso de gritar eureka!!!! al igual que Arquímedes.
Se trata de la más alta sabiduría.
Todo es perfecto así como es.
Entonces ya no sentiremos la necesidad de matar virus, bacterias o de luchar contra la hipertensión o el sida.
Porque comprenderemos que las bacterias y los virus nos hacen fuertes.
No puede haber salud sin virus y sin bacterias.
No puede existir la vida sin virus y sin bacterias.
La inteligencia infinita nos ha creado a nosotros y también a los virus.
Para que nos perfeccionemos mutuamente, para que nos fortalezcamos mutuamente.
Sin los virus nuestro sistema inmune entraría en una inoperancia absoluta.
Y gracias a la potencia infinita de nuestro sistema inmune los microorganismos están obligados a evolucionar y perfeccionar sus habilidades para sobrevivir.
Los grandes secretos de la salud no se descubren en un laboratorio estudiando día y noche sin cesar.
Los descubren sólo los que experimentan la enfermedad y la debilidad.
Un científico saludable que estudia afanosamente la cura de alguna enfermedad podrá hacer descubrimientos maravillosos e incluso ganar un premio Nobel.
Pero sus descubrimientos serán superficiales.
Sólo los que experimentan la enfermedad en sus cuerpos y en sus almas, podrán profundizar los principios de la vida y de la muerte y comprender lo que los sanos por más que lo intenten no podrán.
Ya lo dijo magníficamente Pablo de Tarso: "en mi debilidad está mi fuerza".
Y por ello el vacío crea la abundancia.
Porque primero hay que vaciarse de todos los condicionamientos culturales, de todos los sistemas de creencias y tener la mente pura y limpia de un recién nacido.
Entonces podremos ver la luz infinita y la abundancia infinita que el amor supremo vierte sobre sus hijos día y noche sin pausa.

-Martín Macedo-

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