sábado, 15 de diciembre de 2018

Vegetarianismo y veganismo




Vegetarianismo 

Las palabras «vegetariano» y «vegetarianismo» aparecieron con la primera asociación vegetariana del mundo, la Vegetarian Society, fundada el 30 de septiembre de 1847 en Mánchester; por lo que antes de esa fecha tales palabras no aparecen en ningún escrito y a falta de ellas se habla de «dieta vegetal» o «dieta pitagórica» (debido a que los seguidores de Pitágoras seguían dietas vegetarianas). 

Con frecuencia, la dieta vegetariana no se reduce únicamente a la nutrición, ya que es probable que también se adopte una actitud y un estilo de vida que rechaza otras formas de utilización de los animales para producir bienes de consumo o para la diversión humana; igualmente, se puede tender a una alimentación apoyada en principios ecologistas y naturistas. 

La postura de la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos y de la Asociación de Dietistas de Canadá es que las dietas vegetarianas adecuadamente planificadas son saludables, nutricionalmente adecuadas, y proporcionan beneficios para la salud en la prevención y el trata-miento de determinadas enfermedades. 

Las dietas veganas y lactovegetarianas son apropiadas para todas las etapas del ciclo vital, incluyendo el embarazo y la lactancia; adecuadamente planificadas satisfacen los requeri-mientos nutritivos de los bebés, los niños y los adolescentes, y promueven un creci-miento normal. 

En el caso de los lactantes y niños, dadas las limitaciones nutricionales de estas dietas, se debe vigilar el aporte de energía y ciertos nutrientes (calcio y vitaminas D y B12). 

¿Qué es el veganismo? 

El veganismo es una alternativa ética y sana al consumo y dependencia de los productos -no adaptados a nuestras necesidades físicas y espirituales- como la carne, el pescado, los lácteos, los huevos, la miel, los productos derivados de los animales, y otros artículos de origen animal como el cuero y las pieles. Se puede afirmar que es el estilo de vida más sano y respetuoso con los animales y la Naturaleza. 

LAS VENTAJAS DE UNA DIETA VEGANA 

Además de los múltiples beneficios personales derivados del rechazo de los alimentos o artículos de consumo obtenidos de la explotación cruel, injusta e innecesaria de los animales, la adopción del veganismo contribuye a paliar el hambre mundial, a proteger el medio ambiente y a mejorar la calidad de vida de todo el planeta, creando las condiciones idóneas para una convivencia social basada en la no violencia. 

Pitágoras, el gran filósofo y matemático griego, reconocía el significado y la importancia de una dieta exenta de animales en la siguiente exhortación pronunciada hace ya 25 siglos: 

"¡Oh, dioses! ¿Puede darse mayor delito que introducir entrañas en las propias entrañas, alimentar con avidez el cuerpo con otros cuerpos y conservar la vida dando muerte a un ser que, como nosotros, vive?" 

LOS ANIMALES 

La mayoría de los animales que se crían para satisfacer la demanda de carne, leche y huevos provienen de explotaciones intensivas donde no se respetan sus necesidades más básicas ni sus derechos como seres vivos, sufriendo mutilaciones y malos tratos en unas condiciones deplorables de hacina-miento total para obtener de ellos el máximo rendi-miento posible. 

EL MEDIO AMBIENTE 

Una parte de los problemas medioambientales y sociales que afronta la humanidad están relacionados con la cría de 1.300 millones de animales en explotaciones ganaderas que ocupan casi el 24% de toda la masa terrestre del planeta. La destrucción de millones de hectáreas de bosque virgen tropical en América Central y América del Sur, para aumentar el área de pastizales, está provocando la desaparición de especies enteras de plantas, así corno docenas de especies de pájaros, mamíferos y reptiles. 

Las técnicas empleadas por la ganadería intensiva causan la pérdida irreparable de la capa fértil del suelo. Mientras el hambre mata a millones de personas por carecer de los cereales que se dedican para alimentar al ganado, otros tantos mueren a causa de las enfermedades que se generan con el consumo de carne de animales alimentados a base de cereales. La práctica del veganismo es la forma más directa de colaborar a proteger el medio ambiente; siguiendo una dieta vegana, por ejemplo, gastamos menos del 10% del agua necesaria para alimentar a alguien que se alimente de carne. 

LA SALUD 

El consumo de grasa y proteína animal sobrecarga la función renal y es perjudicial para nuestro aparato circulatorio. Una alimentación a base de carne, pescado, huevos y leche incide negativamente sobre nuestra salud, favoreciendo el desarrollo de enfermedades de origen nutricional como la arteriosclerosis, la hipertensión, el cáncer, la osteoporosis, la diabetes y las enfermedades del corazón. 

Mientras que una dieta basada en el consumo de fruta, vegetales, cereales y legumbres, rica en fibra y elementos nutritivos, es ideal para mantener limpio nuestro organismo y nuestras arterias, pudiendo obtener así la cantidad adecuada de grasas y proteínas sin preocuparnos por el colesterol, que sólo se encuentra en los productos de origen animal. La leche de vaca contiene la proporción ideal de grasa y proteínas para los terneros, sin embargo, no es un alimento adecuado para el ser humano. 

¿QUÉ ALIMENTOS FORMAN PARTE DE LA DIETA VEGANA? 

Además de las frutas frescas y los vegetales, un régimen vegano puede incluir una gran variedad de platos preparados a base de cereales, pastas alimenticias, pan, patatas, legumbres (judías, garbanzos, lentejas, guisantes, etc.), arroz, semillas y frutos oleaginosos, germinados de legumbres y semillas, frutos secos, crema de almendras, cacahuetes, anacardos, etcétera; leche de soja, tofu, tempeh o análogos, a base de proteína vegetal texturizada, que aportan los elementos necesarios para satisfacer los paladares más exigentes y cubrir ampliamente todas nuestras necesidades nutritivas. 

La alimentación vegetariana en la historia de la alimentación 

Desde el antiguo Egipto la mayoría de la población se contentaban muy a menudo con una alimentación a base de cereales, de verduras y de leguminosas.  En la Grecia clásica la carne era entonces un alimento despreciable para el griego, Y los alimentos que simbolizaban por excelencia el estatus de ser civilizado eran el pan de trigo así como el vino, el aceite de oliva y de manera muy diferente el queso. 

El consumo de carnes era marginal, casi incluso tabú puesto que se la guardaba para los sacrificios. El símbolo alimenticio de los romanos sigue siendo el mismo que el de los griegos: el pan (de trigo), en particular para el soldado romano. Es el alimento simbólico del legionario, lo acompaña de aceitunas y cebollas, de higos y aceite. Es incluso su alimento preferido, hasta el punto que cuando le dan carne se rebela. 

En la Alta Edad Media el sistema “agro-silvo-pastoral” suministraba a las poblaciones en cuestión una alimentación muy diversificada. Los cereales inferiores –cebada, escanda, mijo, sorgo, centeno... –, mucho más corrientes que el trigo, se acompañaban frecuentemente de leguminosas –habas, guisantes, lentejas y garbanzos. Las legumbres que se cultivaban en el huerto escapaban a cualquier impuesto y constituían un complemento importante a la preparación de sopas. 

En la Baja Edad Media el paisaje agrario europeo se transforma entonces progresivamente. La roza se hace sistemática y provoca incluso la desaparición de bosques enteros. De esta manera, los cereales se convierten en el elemento principal y determinante de la alimentación campesina. 

La llegada del molino cilíndrico a fines del siglo XIX y su generalización a comienzos del siglo XX iba entonces a cambiar radicalmente la naturaleza de la harina. Esta resultó dramáticamente empobrecida en el plano nutricional y quedó constituida casi exclusivamente de almidón. Las valiosas proteínas y las fibras, los ácidos grasos esenciales así como las otras vitaminas B quedaron casi completamente descartados en el curso de la operación de refinamiento. 

En la época contemporánea. El desarrollo de los transportes y del comercio mundial permite no solamente generalizar el consumo de productos exóticos (naranja, pomelo, plátanos, cacahuete, cacao, café, etc.) sino también conseguir en todas las estaciones los productos que sólo se conseguían antes en ciertas temporadas: fresas y frambuesas en Navidad, manzanas y uvas en primavera, por ejemplo. 

A pesar de la presión mediática de las industrias cárnicas, el consumo de carne a sido a lo largo de la historia algo marginal, si no consideramos el mundo actual, incluso hoy en día grandes capas de la población de la tierra principalmente fuera del primer mundo, su alimentación es prácticamente totalmente vegetariana. 

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