En mi debilidad está mi fuerza.
Una genialidad del apóstol Pablo de Tarso.
Sólo cuando muero a mi pequeño estado accedo a mi gran estado.
No se puede ser grande y pequeño a la vez.
No se puede estar en China y Colombia en el mismo momento.
Cuando el ego no puede con un gran obstáculo comprende su limitación y al fin guarda silencio.... ....entonces el alma queda libre para contemplar su propia grandeza.
Por esa razón el ser humano madura en las grandes pruebas.
Porque sólo allí comprende su dimensión infinita.
Porque sólo así el ego se rinde y deja que nuestra verdadera naturaleza entre en acción y nos abra las puertas a la fuerza infinita, la salud infinita y a la belleza infinita.
Contemplar la debilidad del cuerpo permite descubrir la fuerza infinita del corazón.
Pero no se trata del corazón que estudia el cardiólogo.
Sino del gran corazón del universo.
El amor infinito que conecta todas las partes.
La inteligencia infinita que ata todos los cabos.
Porque la pequeñez infinita no puede existir sin la grandeza infinita.
Los que se esfuerzan en agrandar su cuerpo con proteínas y duros entrena-mientos físicos......están buscando la grandeza en el lugar equivocado.
La grandeza no está allí.......sin embargo la inmensa mayoría de hombres y mujeres de todas las edades dejan litros de sudor en los gimnasios, soportando dolores y lesiones en la búsqueda infructuosa de la fuerza y la belleza del cuerpo efímero.
Porque no han comprendido que el cuerpo es sólo un instrumento para que el alma muestre destellos de su inmensa belleza.
-Martín Macedo-
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