La enfermedad está en la sangre.
La salud está en la sangre.
En la calidad de la sangre.
Las células dependen absolutamente de los químicos que les trae la sangre.
Si cambia la química cambia la célula.
Su perfección original no puede manifestarse si está contaminada.
Pero se recupera de inmediato cuando deja de recibir los químicos errados.
Para la célula sólo hay dos posibilidades.
Si me dan los químicos correctos expreso la salud absoluta.
Si me dan los químicos errados expreso un mal funciona-miento conocido en el mundo de los hombres como enfermedad.
Si todos los días me contaminan entonces todos los días expreso la enfermedad.
Si todos los días me nutren con magistral calidad expreso la salud absoluta.
Quienes descuidan su nutrición requerirán ajustes químicos tarde o temprano y por esa razón los que dicen no gustar de la cocina terminarán siendo nutridos por la industria farmacéutica.
Por ese motivo la única forma de escapar del sistema médico hospitalario y la dependencia de los fármacos es crear una cocina de calidad superior que garantice el equilibrio químico de la sangre, las células y los tejidos.
Si no lo queremos hacer nosotros mismos en nuestros hogares....
los químicos saldrán de los hornos de la industria farmacéutica.
Pero sin amor, ni pasión por la salud del mundo.
Porque el fin de estos trust es crear dependencia para enriquecerse a costa de las debilidades de las masas.
-Martín Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario