Doloroso es enfrentarse a uno mismo, cuando por décadas, se nos ha enseñado a culpar al otro.
Cuando se entra en el mar de nuestra consciencia y se topa frente a frente con la sombra que tanto hemos reprimido, es cuando el dolor se vuelve intenso.
Es difícil digerir que YO SOY el responsable de mi enfermedad.
Es difícil digerir que YO SOY el responsable de mi entorno.
Es difícil digerir que YO SOY el responsable de como me traten los demás.
Duele y mucho, cuando nos damos cuenta de que solo somos responsables de cada aconteci-miento y vivencia de nuestro ser.
Pero ...
El dolor puede ser arropado, analizado, entendido, comprendido, aceptado, y solo entonces, el dolor disminuirá.
Mirarlo cara a cara, preguntarle porque está aquí, escuchar cual es su reclamo, entender las causas de su origen, comprender que ese dolor viene a transformarnos, aceptar que tenias que generar algo por alguna razón, y finalmente abrazarlo e integrarlo a nuestras emociones, para dejarlo fluir.
Así, hemos mirado al dolor de frente, y hemos comprendido que ese dolor, no viene a hacernos daño, sino a hacernos crecer.
El proceso, es personal.
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