Si te defines como un pecador, atraerás más pecados.
Si te defines como un fracasado atraerás más fracasos.
Si te sientes viejo y cansado atraerás más fatiga y debilidad.
Si te consideras un enfermo crónico, atraerás más enfermedades crónicas.
Somos seres infinitos y por eso somos todo eso a la vez.
Pero son tus creencias las que ponen el foco desde donde te proyectas al universo y comienzas a recibir lo que has sembrado.
Si siembras pensamientos de grandeza cosecharás grandeza.
Si siembras sensaciones de escasez y pobreza, eso será lo que cosecharás.
Por eso es tan importante que definas quién eres.
Porque como eres infinito, puedes atraer aquel aspecto en el que te enfocas para definirte a ti mismo.
No puedes atraer la salud infinita si te consideras un “paciente”.
No puedes atraer a las riquezas si te consideras un desgraciado.
No puedes atraer a una pareja maravillosa si tienes tu auto estima por el piso.
Se trata de una Ley, que algunos llaman “la Ley de la cosecha idéntica”.
Si plantas manzanas cosechas manzanas.
Si intentas inspirar lástima para conseguir algunos beneficios, cosecharás experiencias lastimosas.
Si te quejas, atraes más de aquello de lo que motiva tus quejas.
El sabio comprende la Ley de la Cosecha idéntica.
Por eso siembra desde la mañana a la noche los más bellos pensamientos, los más nobles sentimientos y el más elevado y digno concepto de sí mismo, porque sabe que tarde o temprano obtendrá lo más bello, lo más noble y lo más hermoso del Universo.
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