Cuando el avión alcanza la velocidad necesaria comienza a despegarse de la pista.
En la jerga aeronáutica esta velocidad se denomina V1 (velocidad de despegue).
Un boeing 747 tiene una velocidad de despegue de unos 290 kmph.
Extremo yang (velocidad) se convierte en yin (ascenso).
El atleta más fuerte y veloz (yang) se sube al podio en el sitio más alto (yin).
Para ascender jerárquicamente, o para ascender en nivel de ingresos, o para "despegar" de la casa de los padres se necesita ese motor, esa energía, ese corazón valiente que está en el interior cálido (yang).
También para liberarse de las cadenas de los hábitos que nos esclavizan.
La mayor parte de las personas son como un boeing 747 que corretea a 100 o 120 kmph.
A pesar de intentarlo con todas sus fuerzas, no consigue la V1; no consigue despegar.
Y lo intentan una y otra vez hasta que al final llegan a la conclusión de que es imposible.
Sobre todo cuando pasan los 35-40 años y concluyen que "es demasiado difícil" o "hay que ser realista".
Esto se debe a que la humanidad está cansada, profundamente intoxicada.
Sólo una minoría, algo así como un 3% alcanza el tipo de vida que sueñan.
Sólo los aviones saludables consiguen el nivel de potencia suficiente para ascender hacia los cielos.
Sólo las personas más saludables y disciplinadas logran alcanzar las cosas que se proponen.
Desde que nacen los humanos están expuestos a una alimentación anti fisiológica que los va debilitando poco a poco hasta acabar con su salud.
Y sin salud no se hace posible el tan ansiado "ascenso".
Sólo una minoría tiene esa reserva de poder personal que algunas veces es genético y otras es creado por la propia iniciativa.
Este profundo cansancio físico y mental no puede ser revertido por la cirugía o la farmacología.
Ni siquiera por la homeopatía o los remedios florales.
La única forma de revertir este estado de cosas es mediante una profunda comprensión de las Leyes que regulan el Universo.
Estas leyes se han enseñado durante miles de años en las culturas más avanzadas del mundo.
Pero últimamente han sido reemplazada por la "ciencia" y a partir de ese momento la humanidad ha caído en una profunda incertidumbre.
El humano es un ser con un potencial infinito.
Pero la religión lo convierte en un pecador.
Y la ciencia médica en una máquina biológica que se deteriora.
Pero a pesar de todo seguimos siendo seres magníficos, creados e impulsados por una voluntad y una inteligencia sin límites.
Sólo necesitamos despertar y reclamar lo que es nuestro.
Mientras comenzamos un apasionado estudio de las leyes universales.
-Martín Macedo-
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