Imagina que tienes una jarra llena, a partes iguales, de agua y aceite. Imagina, además, que quieres eliminar el aceite de la jarra para dejar solamente el agua. ¿Cuál sería la mejor manera de hacerlo?
Si intentaras “atrapar” el aceite, ya fuera con una cuchara o con la mano, removerías todo el contenido, haciendo que los dos componentes se mezclaran cada vez más. Gastarías un montón de energía en tu empeño, sin obtener ningún resultado. Probablemente eso solo te serviría para frustrarte y acabar por rendirte. ¿No es cierto?
Sin embargo, si en lugar de eso, dejaras simplemente reposar el contenido de la jarra, el aceite, por sí solo, como pesa menos, subiría a la superficie. Quedarían, de este modo, separados agua y aceite, ¿verdad?
Una vez en reposo el contenido de la jarra, y separados los dos ingredientes, bastaría con añadir más agua a la jarra, lentamente, con cuidado de que no se mezclaran los líquidos de nuevo. Poco a poco, el aceite, situado en la superficie, iría derramándose de la jarra hasta dejar el agua completamente limpia.
¿No explica esto, de manera muy sencilla y clara, el proceso del que estamos hablando? Peleando con nosotros mismos y con las circunstancias de nuestra vida, no hacemos otra cosa que enturbiar más la situación, agotándonos mientras tanto.
Se trata, sencillamente, de dejar las cosas como están hasta que, poco a poco, se pongan en su lugar. Una vez esté todo en calma, es el momento de arrojar en nuestra vida más de lo que queremos, hasta que aquello que sobra, acabará por desaparecer por sí solo.
Tú eres el agua. Agua natural, pura y cristalina. El aceite simboliza todas las impurezas que se cuelan en tu vida enturbiándola. Si pones tu mente en calma, los pensa-mientos de conflicto saldrán a la superficie y desaparecerán cuando te alimentes de pensa-mientos amorosos y aceptación.
Emergerá tu verdadera naturaleza, tu verdadera esencia, sin que tengas que hacer grandes hazañas para lograrlo.
Únicamente has de darte permiso para florecer y derramar por el mundo tu genuina esencia. Ese es el verdadero autoconoci-miento. Desde un auténtico autoconoci-miento, todo tu potencial oculto se desplegará en cada cosa que hagas, en cada objetivo que te plantees, en cada relación que mantengas.
En resumen, esa transformación inicialmente invisible, acabará manifestándose en tu mundo externo de manera tal que lo impregnará todo. Sin embargo, ha de ser un cambio de dentro hacia fuera. Nunca al revés. Se ha de llegar al mundo invisible y hacer las modificaciones pertinentes para que, después, éstas se puedan apreciar en el mundo visible.
No hay comentarios:
Publicar un comentario