miércoles, 6 de febrero de 2019

Es imposible ser infeliz si uno está en el "aquí y en el ahora".


Es imposible ser infeliz si uno está en el "aquí y en el ahora".
Es lo que el maestro espiritual Osho afirma en sus enseñanzas.
Osho había nacido en India y murió a los 58 años.
Al final de su vida sus ojos estaban muy sampaku y había comprado una colección de Roll Royce según sus biógrafos, para disfrute personal.
Enseñó la posibilidad de experimentar la tan esquiva felicidad que todo el mundo desea ardientemente.
Pero la gente está desenfocada, y por eso su mente escapa hacia el futuro o hacia el pasado y lo hace todo el tiempo.
Entonces todo el tiempo es infeliz.
Un sapo es más feliz.
Un ave o un pez son más felices porque son incapaces de vivir fuera del ahora.
Si pensamos en el presente ya lo perdimos.
La felicidad se experimenta como el impulso de la vida sin consideraciones intelectuales sobre el punto.
Porque todo análisis intelectual es una proyección.
La ciencia se basa en el análisis racional de las experiencias de la vida.
Entonces vive desenfocada porque todo intento por alcanzar la felicidad sólo revela que se es profundamente infeliz.
Sólo los infelices buscan la felicidad.
Otros notables maestros espirituales de Asia enseñan el mismo punto.
Taisen Deshimaru, gran maestro zen del Japón (1914 - 1982) enseñaba que "si no eres feliz aquí y ahora, nunca lo serás".
La salud absoluta ocurre ahora mismo, no es necesario hacer un ensayo sobre el tema.
Si así fuera no sería absoluta.
Tanto Osho, como Facundo Cabral y Deshimaru coinciden en que la mayor parte de la gente vive distraída, dormida, fuera de foco.
Ese "desenfoque" es el origen de su infelicidad.
Y van a la Universidad donde los adiestran para ser fuertes en lo que tiene que ver con el razonamiento y el análisis.
El ojo humano en la gran mayoría de las personas nace en perfectas condiciones de salud y se enfoca con prodigiosa perfección y velocidad.
Pero al llegar a los 40 años se expande, se agranda y la distancia entre el cristalino y la retina aumenta (yin) y la visión se hace borrosa.
El cristalino se empaña y se llena de "telas" llamadas cataratas o pierde su flexibilidad impidiendo que se generen imágenes nítidas sobre la retina.
La visión saludable es la que está bien enfocada, sin esfuerzo.
La visión debilitada es la que pierde nitidez y necesita un esfuerzo adicional para enfocar y debe comprar anteojos.
Cuando nuestro cuerpo se debilita, se inflama y se fatiga en forma crónica, pierde su foco, el pensamiento pierde claridad y se desanima fácilmente.
Pero cuando el cuerpo es fuerte y vigoroso, se enfoca rápida y fácilmente como cuando un tigre se prepara para saltar sobre un antílope.
Si la infelicidad se debe a una gran dificultad para enfocarse, no será suficiente con practicar la meditación durante horas y horas en un templo en la India.
Si en el templo se sirven alimentos industrializados, el estado de desenfoque continuará y no habrá ningún truco de ningún gurú que lo pueda revertir, sea mantras, visualizaciones o talismanes esotéricos.
Porque felicidad e infelicidad son las dos caras de la dualidad.
Y están íntimamente ligadas a la nutrición y a la habilidad para cocinar que facilitan la experiencia de fundirse en el océano de la vida.
Donde mente y cuerpo, razón y comprensión, pensamiento y acción coexisten en la totalidad que sólo está viva en este preciso instante.
Y por eso he decidido convertirme en un "chef" de la felicidad.

-Martín Macedo-

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