Conviértete en un receptor de la sabiduría.
La sabiduría es fisiológica.
El conocimiento erudito es mente.
Pero la sabiduría es intuición.
Se debe preparar el cuerpo para recibir a la sabiduría.
Ella no gusta habitar en sitios contaminados.
Por ello hay indios analfabetos poseedores de una gran sabiduría.
O maestros espirituales que no han culminado sus estudios formales.
Pero gozan de una gran sabiduría que han adquirido durante años de prácticas espirituales, que han creado un cuerpo fuerte y sano donde se instala la sabiduría.
Si hay salud hay intuición.
Pero un organismo intoxicado por el alcohol o las drogas pierde su intuición y se llena de dudas.
Muchos médicos tienen excelentes credenciales académicas y soy consciente de que les llevó años y años de grandes esfuerzos para cultivar sus mentes y alcanzar una encumbrada posición en sus cátedras.
Pero a la hora de la alimentación se nutren de carnes en abundancia, vinos finos y panes blancos junto con quesos cremosos y postres preparados por hábiles chefs.
Estos grandes doctores, se reúnen semanalmente para un asado con los colegas y para planificar las actividades y proyectos académicos.
Después de todo se lo han ganado gracias a su duro trabajo y entrenamiento profesional.
Tienen derecho a que los sirvan los mejores expertos en cocina internacional.
Sin embargo el simple indio se nutre con plantas salvajes cocidas a la usanza de antiguas tradiciones.
El indio es sabio, mucho más sabio que el catedrático comiendo en un restaurante elegante.
Porque la intuición sólo funciona en un organismo nutrido según las grandes leyes que rigen el universo.
Y no las teorías nutricionales del mundo científico.
Que cambian cada 30 o 40 años.
Por esa razón hay muy pocos médicos sabios.
Que han cultivado la erudición y al mismo tiempo la veneración a la tierra y a la naturaleza de la vida.
-Martín Macedo-
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