Si la persona consultante no cambia los hábitos toda cura es efímera y temporal. Y la enfermedad retornará un millón de veces. El cirujano extirpa un pequeño tumor y dirá: “¡qué bien, lo quitamos a tiempo!”.
El proctólogo removerá las hemorroides y dirá que ya está solucionado el problema.
El proctólogo removerá las hemorroides y dirá que ya está solucionado el problema.
El oftalmólogo eliminará la catarata y pondrá una lentilla plástica y dirá: “ahora verás perfectamente”.
Pero si las causas profundas no cambian, los mismos efectos volverán a manifestarse. Y aparecerá un nuevo tumor, hemorroides en otras zonas del intestino y la lentilla se empañará y disminuirá la visión.
Y cuando la persona afectada le pregunte al médico sobre el retorno de la enfermedad, le dirá que se están investigando nuevas medicinas pero que por el momento no hay una cura.
El "enfermo" ha usado su libertad para crear la enfermedad. Y ha elegido conservar sus viejos hábitos. Los protege como tesoros. Y la ley de causa y efecto le traerá los mismos efectos una y otra vez durante decenas de años.
Hasta que comprenda el orden del universo y comience a nutrirse de una manera perfectamente biológica como lo hace la totalidad de las formas de vida que ni por excepción quiebran el orden natural.
La medicina suprema es la vía directa hacia la salud absoluta.
Y su belleza es incomparable.
-Martin Macedo-
No hay comentarios:
Publicar un comentario