jueves, 13 de diciembre de 2018

La mente ordinaria es mísera.

La mente ordinaria es mísera. Intenta guardar, poseer. La mente no es generosa. Y si partes con esa mente te perderás, porque una mente mísera es una mente muy cerrada. 


La mezquindad es una especie de clausura: no te abres al mundo, no permites que tus ventanas y puertas dejen entrar más luz desde el exterior, porque siempre tienes miedo de que algo que atesoras dentro pueda escapar.


Cuando atesoras algo que te impide abrir las ventanas, abrir la puerta, entonces tienes miedo.

Mientras estás en esta orilla, aprende a compartir todo lo posible. Comparte todo lo que tengas que compartir, porque en realidad no te pertenece nada. Tu posesión es un crimen. 

Todo lo que pretendes poseer o posees es un crimen contra el todo.  Como mucho, puedes usarlo, pelo no puedes pretender poseerlo.


Las cosas ya existían antes de que tú aparecieses, y seguirán ahí cuando desaparezcas y caigas en el olvido. ¿Quién es el poseedor? Llegamos con las manos vacías, y nos vamos de la misma manera.

Así que mientras estés en el mundo no seas un agarrado. Permanece aquí con las manos abiertas. Una persona con las manos abiertas también tiene la mente abierta.

<<<… Así que el Buda dice …  la cualidad que te llevará más allá, es compartir. >>>


No menciona qué es lo que hay que compartir, porque eso no es lo importante. Lo importante no es si compartes una canción, o un baile, o si compartes tu amor, o tu experiencia, tu meditación, tu dinero, tu casa, tu ropa, tu cuerpo. Pero compartir debe ser algo esencial.

NORMALMENTE , LO ESENCIAL ES ACAPARAR.

Es una hermosa paradoja: no puedes llevarte nada de esta orilla, pero si compartes lo suficiente, y si comparte todo lo que tienes en esta orilla, podrás llevarte una mente participativa. No puedes cargar con tu casa, ni con tu dinero, pero sí con tu amor y tu compasión. Y esa compasión te será de gran ayuda.

Dice el Buda que si en tu corazón albergas amor y compasión, la existencia se comportará contigo del mismo modo. La existencia siempre te refleja.

Si compartes, la existencia comparte contigo. 


Si acaparas significa que estás contra la existencia. Un acaparador está en contra, tiene miedo, no confía: «¿Quién sabe lo que sucederá mañana?».


No confía en la existencia, sólo en el estado de su cuenta bancaria. Deposita su confianza en cosas que él ha creado o que él ha acumulado. No confía en lo vasto, en lo infinito.

Dijo el Buda que antes de que la muerte te aparte de tus cosas, lo mejor es compartirlas. Al menos quedará algo de gratitud en los corazones de las personas, al menos te recordarán.

La muerte no podrá borrar totalmente tu recuerdo. Y al compartir también te abrirás. Y al compartir te tornarás más confiado, y la confianza se convertirá en la que te llevará a la otra orilla. 


Confía en las personas, porque éstas no son más que una manifestación del universo, una manifestación del alma universal.


Cuando compartes con alguien en realidad estás compartiendo con el todo, porque todo el mundo es una manifestación del todo. Cuando riegas un árbol y el árbol se siente feliz, y las hojas parecen encantadas, y el árbol empieza a oscilarlas y a bailar en la brisa, habrás regado al todo. El todo estaba sediento en el árbol; lo has regado, y el todo se siente feliz…

Todo lo que le haces a las personas, a los árboles, a los animales, se lo estás haciendo a la existencia. Y claro, la existencia lo restituye multiplicado por mil. 


Cuando estás totalmente solo y no hay nadie contigo, y sólo tienes la existencia a tu alrededor, ésta te lo restituirá.


Ni siquiera das a las personas más cercanas. Ni siquiera das a quienes te aman. Ni siquiera das a tu padre, a tu madre, a tu esposa, a tus hijos... Simplemente no das. Desconoces el lenguaje de dar. Sólo conoces un lenguaje: el de conseguir más, el de cómo conseguir más, el de cómo obtener algo de quien sea. Sólo conoces una manera de pensar, y es la de conseguir.

Dice el Buda que aprendas a pensar en dar. 


Aprende la manera de dar y florecerás. Ese florecimiento, esa fragancia, te seguirá. Será tu compañía en la peregrinación infinita".


~ OSHO ~

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