Vivir atado a la culpa tiene las siguientes
garantías:
1. hace que nos
sintamos atacados;
2. justifica nuestros sentimientos de ira hacia
nosotros mismos o hacia los demás;
3. destruye nuestra autoestima y nuestra confianza
en nosotros mismos;
4. hace que nos sintamos deprimidos, huecos,
vacíos;
5. destruye nuestra sensación de paz;
6. hace que nos sintamos sin amor.
No resulta en modo alguno exagerado que
consideremos a la culpa como una pócima venenosa casera que nos administramos
con frecuencia. Es la herramienta más eficaz que tiene el ego para asegurarse
de que permaneceremos desesperanzadamente atados a nuestro pasado y sin
reconocer, por consiguiente, todas las oportunidades de liberación que el
presente pone a nuestra disposición. Sólo hay un antídoto conocido frente a la
culpa: un perdón completo, comenzando por nosotros mismos y extendiéndolo a
todos los que comparten el mundo con nosotros.
Ahora que conocemos los efectos de la culpa, tenemos
más razones por las cuales liberarnos lo antes posible y así lograr vivir libre
en el amor.
Extraído de Gerald G. Jampolsky
No hay comentarios:
Publicar un comentario