La
única misión del ser
humano en
el mundo es alcanzar un nivel espiritual superior. Por eso, cuando se trata de
cambiar su forma de ser y ascender por los peldaños de la escalera espiritual,
el ser
humano posee
la cualidad divina del -libre albedrío-.
Y éste sólo se da si se inyecta el concepto del tiempo en la existencia del ser
humano.
Pero
hay una desventaja en todo esto: debido a la existencia del tiempo, creemos
equivocadamente que las acciones íntegras se
quedan sin recompensa y que las acciones des-íntegras no
reciben lo que corresponde. Pero esta creencia es meramente una táctica de
retraso.
Las respuestas tardías permiten la libertad para escoger como comportarnos.
Unas palabras groseras a tu
vecino, desde un motivo interior de reactividad, a tu esposa o a un amigo, son
disparadores para contribuir a la destrucción del carácter de una persona y en
algunas ocaciones son tan destructivos como el
cometer un asesinato físico.
El pecado de ¨derramar sangre¨ no
se limita a violencia física. La sangre derramada también se refiere a la
vergüenza o la pena que causamos a alguien cuando generamos que su cara se
sonroje al humillarlo o denigrarlo frente a otros, desde un Motivo Interior de
destrucción. Todas estas acciones desagradables provocan una reacción en cadena
de causa y efecto.
Así es como funciona
Una
persona reacciona y comete una acción reactiva. De acuerdo con la ley de causa
y efecto, ¨debería¨ producirse una retribución inmediata que
le
reste.
Sin
embargo, nuestro Oponente
(Ego) arroja
un pedazo de tiempo en el proceso de causa y efecto para retrasar los efectos que
le van a restar en un Aquí y Ahora a quien encamino la acción reactiva.
Es
por eso que la persona que realizó la acción dañina cree entonces que se salió
con la suya.
Esta
distancia entre causa y efecto impide que percibamos la conexión entre los eventos
que
acontecen en nuestras vidas.
Quizás
plantamos una semilla de des-integridad
hace
treinta años, pero para cuando ésta germina, nos hemos olvidado de ella. De
modo que creemos que el árbol (el caos) ha surgido de la nada, ¨de repente¨.
Sin embargo, nada es
¨de
repente¨, ni por casualidad, ni ¨mala suerte¨, ni por ¨injusticia¨.
Todo
tiene su origen en alguna semilla plantada en nuestro pasado. El tiempo sólo
hace que nos olvidemos de la acción causante original.
El
caos parece
que se genera ¨de
repente¨, porque el tiempo ha separado la causa del efecto.
El
tiempo crea la ilusión del caos, en realidad, hay un orden oculto.
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