La verdadera religión no está ni en los templos, ni en las mezquitas, ni en las sinagogas ni en las iglesias. Aquellos que intentan encontrarla allí hacen esfuerzos en vano.
Debe encontrarse, no en algo hecho por el hombre, sino en algo hecho por toda la existencia, incluyendo al hombre mismo. No se puede esculpir una estatua de Dios porque Dios es la fuente misma de la vida, y nada más.
Dios no tiene cara propia, no tiene manos propias, no tiene ojos propios; pero si estás en silencio, en paz, con una actitud amorosa, de repente tus manos van a comenzar a temblar con una nueva fuente de energía. Tus manos se convierten en las manos de Dios, tus ojos comienzan a ver de una manera totalmente diferente, se convierten en los ojos de Dios. Todo permanece igual y, sin embargo, todo cambia porque tú has cambiado.
Dios es una manera de vivir, un estilo de vida, vivir en armonía con la existencia. Dios no es una persona, es simplemente armonizar con la existencia, enamorarse de todo lo que te rodea. La religión verdadera no es más que el amor, sin límites, sin cadenas.
OSHO. Háblanos de amor.
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