jueves, 5 de marzo de 2020

Algunos suben rápidamente y otros lo hacen a paso de tortuga


Algunos llegan antes.
Logran con una gran facilidad sus objetivos.
Rápidamente alcanzan el éxito, se vuelven famosos como las grandes estrellas del mundo artístico, científico y del deporte.
Mientras que otros deben trepar lentamente y con grandes esfuerzos.
Y así debe ser; es el mundo de yin y yang.
Algunos suben rápidamente y otros lo hacen a paso de tortuga.
Pero todos llegan a la cima, porque todos son animados por la misma voluntad.
Sólo que al vivir en la dualidad, a veces toca el rol de liebre y otras el de la tortuga.
Parece injusto, pero es sólo una ilusión.
La misma vida infinita está en todas las expresiones.
Si no nos gusta ser tan lentos, tan frágiles, tan pusilánimes podemos cambiar de estado, como enseña Neville Goddard.
Tenemos la ley de las transformaciones.
Este principio permite comprender el origen de esta diferencia aparentemente injusta y también cambiar de estado.
La velocidad es yang y la lentitud es yin.
La liebre es yang y la tortuga es yin.
Todos traemos una carga genética.
Es un regalo inmerecido.
Algunos lo aprovechan y emplean para descollar en sus respectivos campos.
Otros lo malgastan en excesos y placeres.
¡Cuántos artistas de un gran talento se pierden con las drogas y lujos escandalosos!
¡Cuántos futbolistas cuando alcanzan la celebridad se complacen con fiestas y trasnochadas y arruinan sus carreras!
El que es muy yang (genéticamente) asciende a la velocidad del jet (Jet Lee).
Al que es muy yin le toca experimentar la lentitud y la fatiga.
Jet Lee se destacó desde muy niño y entrenó muy duro (muy yang) con su maestro que lo preparó mejor que a los otros niños dado su gran potencial.
Y como es muy inteligente se enfocó en su carrera como artista marcial y celebridad del cine de acción.
Sin drogas, sin escándalos, sin excesos.
Todos los que triunfan fácilmente y rápidamente son muy yang.
Nacen yang y trabajan de una manera muy yang.
Cristiano Ronaldo es muy yang, muy talentoso y posee una habilidad fantástica.
Y entrena más duro que nadie.
Es el primero en llegar al entrenamiento y el último en irse.
Y se convirtió en estrella.
Pero el que nace muy yin encuentra muy difícil avanzar en la vía hacia sus sueños.
Todo se le hace lento, difícil y penoso.
Y sobre todo a partir de los 35 años.
Pero nosotros debemos ser muy optimistas.
Conocemos el principio de las transformaciones.
Y si trabajamos de una forma muy enfocada y potente podemos volvernos como Jet Lee o CR7.
Y aún ser más grandes que ellos.
Esto era los que Ohsawa enseñaba en sus clases.
Porque la mayor parte de las estrellas no conocen este principio.
Así que tenemos esta ventaja y debemos aprovecharla.

-Martín Macedo-

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