¿Qué pasaría si cambiáramos estas ideas por otras más beneficiosas? Nos sentiríamos mejor, nuestro alrededor cambiaría y nuestro día sería más provechoso.
Dan las 5 am. Suena esa alarma chillona que tanto odias, y después de abrir los ojos, lo primero que piensas es: “no, por favor. Todavía no”. Aunque este pensamiento puede sonar de lo más normal y carente de significado –después de todo, ¿quién no odia tener que dejar la comodidad de su cama para salir al mundo frío y cruel?–, en realidad es más poderoso de lo que crees. Y no de una manera positiva.
Así como ésta, existen muchas otras frases que pronunciamos durante el día sin pensarlo demasiado, y que nos predisponen a tener una actitud negativa. Pero, ¿qué pasaría si cambiáramos estos pensamientos poco productivos por otros más beneficiosos? Seguramente nos sentiríamos mejor, las cosas a nuestro alrededor cambiarían y nuestro día sería más provechoso.
Hazlo mañana. Si no notas diferencia alguna, regresa a tu estado anterior. ¡Pero no dejes de intentarlo!
“Un día más”
Amanecer con un pensamiento negativo es equivalente a sentenciar tu día. Si te levantas desganado y con poca iniciativa, no esperes que el resto de tu día fluya de maravilla. ¿Cómo revertir esta situación? Duerme temprano la noche anterior, despiértate con la primera alarma, medita, date un baño con agua fría y consiéntete con un buen desayuno. Tu día se transformará por completo.
“No es justo”
¿Crees que la vida es injusta contigo? Tal vez tienes demasiados pendientes, haces todo lo posible por terminarlos a tiempo y, mientras tanto, tu compañero o tu jefe pasan felices horas en Facebook. Es cierto: puede ser injusto, pero de nada servirá irritarte o desear que a la otra persona la muerda un perro. Enfócate en lo que tú haces bien y deja de preocuparte por las acciones de los demás.
“Mi jefe me odia”
Tu jefe llegó de pésimo humor al trabajo, y en lugar de saludarte, te pidió con tono prepotente que le entregaras 8 mil 453 pendientes para antes de las 3. No conforme con eso, olvidó felicitarte por la gran propuesta que le hiciste el día anterior. ¿Te odia? No, simplemente ésa es su forma de lidiar con sus propios problemas. Tatúate en el brazo una de las reglas de oro del trabajo: adentro de la oficina, NADA es personal. No te tomes nada personal.
“Fulanito es un inútil”
Si eres “de esos” que habla pestes de su jefe o sus compañeros de trabajo, quizá sea momento de cambiar de actitud. “Es un incompetente”, “está aquí porque es amigo del dueño” son frases que solemos pronunciar sin pensar demasiado, y que nos dañan más a nosotros mismos que a la persona a la que van dirigidos. Además de llenarte de rabia, te muestran como una persona negativa frente a los demás. ¿Y quién quiere estar cerca de alguien que sólo sabe criticar?
“Pude haberlo hecho mejor”
Exigirte mejorar es bueno para crecer profesionalmente, pero no confundas esto con ser demasiado duro contigo mismo. Si nunca estás satisfecho con lo que haces, siempre te sentirás ansioso e imposibilitado de disfrutar tus logros… y, créenos, ¡te los tienes bien merecidos! Procura dar lo mejor de ti en todo lo que hagas y aprende a aceptar los resultados.
“Esto sólo me pasa a mí”
Si eres de los que cree que el mundo conspira contra ellos, tenemos una noticia para ti: tú (y nadie más que tú) eres el único que se está poniendo el pie. Si sólo te pasan cosas negativas, tal vez sea porque algo estás haciendo mal.
“No va a funcionar”
Tu actividad favorita es descartar opciones, pues estás seguro de que no son viables o no obtendrán buenos resultados... Y es que “la experiencia te lo dice”. ¿No será, más bien, que temes arriesgarte a probar cosas nuevas? ¿Cómo sabes que algo no funcionará si no lo intentas?
“Quiero que den las 5”
¿Cuántas veces miras el reloj mientras estás en la oficina? Sí, todos esperamos la hora en que podamos salir corriendo de esas cuatro paredes, pero no pongas todas tus expectativas en ese instante si no quieres que el resto de tu día sea una tortura. Aprende a estar en el presente.
“Lo haré después”
Si vives en este mundo, seguramente tienes muchos más pendientes de los que puedes manejar. Pero relegar las tareas grandes para priorizar las pequeñas, esos “bomberazos” o las tareas que tienen que salir todos los días, hará que la bola de nieve se haga más grande y amenace con destruir tu tranquilidad emocional. Aprende a administrar tu tiempo y a priorizar.
“No tengo tiempo para mí”
Trabajas como un loco, y aun así los pendientes siguen apilándose encima de tu escritorio. Podrías pasar día y noche ahí, sacando reportes sin parar, pero lo más probable es que el trabajo nunca terminaría. Como bien reza un dicho sabio, si tú no destinas tiempo para estar contigo, nadie lo hará por ti. Aprende a valorar tu vida personal y a darle el lugar que merece. Tal vez eso implique organizarte mejor, ceder en algunas cosas, o tal vez incluso cambiar de trabajo… Sólo tú lo sabrás.
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