La catarsis es una explosión de energía. Gritas, saltas, pataleas... y después te sientes relajado, como si te hubieras quitado un peso de encima. Estás haciendo catarsis; es un fenómeno energético. Has reprimido muchas emociones: ahora, las estás sacando a la luz, están saliendo a borbotones. Te sientes más ligero, más relajado, más en paz contigo mismo.
Pero si no tienes emociones reprimidas, entonces puedes forzar los mismos gestos pero después te sentirás cansado porque estabas innecesariamente malgastando tu energía. No tenías emociones reprimidas. No tenías nada que sacar; estabas innecesariamente saltando y chillando... después te sentirás cansado.
Si la catarsis es verdadera, te sentirás rejuvenecido; si la catarsis es falsa, te sentirás cansado. Si la catarsis es verdadera te sentirás muy vivo después, más joven que antes, como si te hubieras quitado unos cuantos años de encima. Tienes treinta años, ahora te sientes como de veintiocho o veinticinco. Te has quitado un peso de encima; te sientes más joven, más vivo, más fresco. Pero si estás solamente fingiendo los gestos, después te sentirás más cansado. Te sentirás cinco años más viejo.
Has de observarte. Nadie puede decirte qué ocurre en tu interior. Tienes que observar, observar continuamente lo que está ocurriendo en ti. No finjas nada...porque la catarsis no es una meta; sino una herramienta. Un día tendrás que dejarla. No cargues con ella. Es como un barco, como un ferry; lo utilizas para cruzar el río y luego te olvidas de él, no te lo llevas a cuestas.
Recuerda, la catarsis puede convertirse en tu obsesión. Puede convertirse en una rutina, en un patrón en tu vida. No debes de hacer de ella un patrón. ¿En qué momento debo abandonar la catarsis? Tú no la abandonas, ella desaparece por sí misma. Simplemente permanece alerta y observa. Y cuando empiece a desaparecer, déjala ir, no te cuelgues de ella, déjala marchar”.
Osho
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