Vivimos en un mundo de contrastes.
Y tenemos que aprender a vivir en él.
Nos educan para luchar.
Nos preparan para la guerra.
En la escuela, en la Iglesia y en la Universidad.
Y también en la escuela de medicina.
Algo similar ocurre en la escuela de leyes y en la facultad de agronomía.
Siempre hay buenos y malos, amigos y enemigos.
Y por eso siempre estamos en guardia...la lucha contra los malos, los enemigos, los que nos quieren tender una emboscada.
Es el pensa-miento dualista.....aprecio al bueno y temo al malo.
Incluso en oncología...hay tumores buenos y tumores malos (benignos y malignos).
El ser humano experimenta la debilidad y la fuerza.
La tristeza y la alegría.
La juventud y la vejez.
Se apega con todas sus fuerzas a la alegría, a la juventud y a la fuerza.
Las desea para siempre.
Pero cuanto más se esfuerza por retenerlas más rápido huyen de su experiencia.
Entonces nunca está en paz.
Cuando es joven teme envejecer.
Y cuando ha envejecido ya no puede ser joven.
Cuando está sano teme perder su salud.
Y cuando ha perdido su salud se siente decepcionado.
El pensa-miento dualista lleva al apego y el apego lleva a una constante decepción.
¿No habrá una forma de escapar de este círculo vicioso?
Claro que sí.
Porque afortunadamente estamos en un mundo dual.
Si existe la posibilidad de caer en la trampa.....
También existe la posibilidad de escapar de la trampa.
Ohsawa en sus libros hablaba del monismo.
El monismo es la solución al dualismo.
Monismo significa que yin y yang su funden en uno.
Me da igual si es yin o yang.
Me desvinculo emocionalmente sea a lo yin sea a lo yang.
Ambos pesan lo mismo porque desde una visión más profunda son idénticos.
¿Qué diferencia hay entre el comienzo y el final?
El pensa-miento dualista ve una gran diferencia.
Nacer y morir no es lo mismo.
Pero el pensa-miento monista dice: la diferencia entre comenzar y finalizar es sólo un trozo de tiempo.
Y como el tiempo es infinito, inicio y fin se suceden eternamente y nadie pierde nada y es una tontería alegrarse en el comienzo y llorar en el final.
Inhalar y exhalar, son los movi-mientos respiratorios.
Alegrarse al inhalar y angustiarse al exhalar sería una tontería.
Porque la respiración las requiere a ambas.
La paz está en esta comprensión.
Monismo: amo a ambos lados.
Cuando tomo conciencia de mi propio envejeci-miento vivo más intensamente y soy más feliz.
Cuando pierdo la salud inicio nuevas disciplinas que me llevarán más alto de lo que nunca estuve.
Cuando me siento triste tengo una preciosa oportunidad para soltar cosas inservibles que he llevado en mi mochila durante años.
El monismo ama los dos lados del contraste y los utiliza a ambos para crear algo más grande y bello.
Como el navegante experimentado que usa cualquier viento en cualquier dirección para aumentar la velocidad de su nave.
-Martín Macedo-
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