Cuando normalmente comparamos, sin darnos cuenta, estamos realizando un error.
Primero damos realidad a la idea de separación, tú eres inferior o yo soy superior, si eres igual ¿para qué comparar?
Juzgas, estás juzgando a tu hermano, en realidad te juzgas a ti a través de él y todo juicio implica una condena.
¿Para qué condenar? Comparar es una falta de amor, siendo iguales por ser Hijos de Dios, es innecesario.
Es una falta de amor. Si amas, nunca comparas. Quiere decir que no amas, no te amas a ti.
Si estás separado, juzgas, no te amas, no compares, no crees una dualidad donde inicialmente hay sólo Amor.
En realidad comparar es decir que hay una mente, un ego.
Un cuento zen:
"Cuando comparas, te equivocas; si caes en la comparación siempre estarás mirando a los demás.
Y no hay dos personas iguales, no puede haberlas. Cada individuo es único y cada individuo es superior, pero su superioridad no es comparable.
Ocurrió una vez que un discípulo vino a ver a un maestro zen y le preguntó:
- Entre la gente, ¿por qué hay unos pocos inteligentes y unos pocos tan estúpidos? ¿Por qué algunos son tan guapos y otros tan feos? ¿Por qué esta inconsistencia?...
El maestro dijo:
- ¡Espera! Esto es algo tan secreto que sólo te lo diré cuando se hayan ido todos.
...Por la noche, cuando todo el mundo se fue, el hombre preguntó:
- ¿Ahora?
Y el maestro le dijo:
- Sal fuera conmigo.
La luna estaba saliendo; el maestro le llevó al jardín y dijo:
- Mira, aquel árbol de allí es pequeño, y éste de aquí es muy grande.
He estado viviendo con estos árboles muchos años y nunca me han planteado la pregunta de por qué aquél es pequeño y éste es grande.
Yo solía hacerme la misma pregunta sentado bajo estos árboles.
Entonces, un día mi mente desapareció, y la pregunta desapareció con ella.
Ahora sé. Aquél árbol es pequeño y éste es grande; no hay problema. ¡Mira! No hay problema.
La mente compara.
¿Podrías comparar si no tuvieras mente? ¿Podrías decir que aquel árbol es pequeño y éste es grande?
Cuando la mente se va, la comparación desaparece, y cuando no hay comparación, surge la belleza de la existencia. Se convierte en una erupción volcánica, explota.
Entonces ves que lo pequeño es grande y lo grande pequeño; entonces todas las contradicciones se van y ves la consistencia interna".
Osho, El juego de la vida
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