Hay una cualidad de ser totalmente distinta, que ocurre cuando no se piensa: ni algo bueno, ni malo, simplemente es un estado de no-pensa-miento.
Simplemente observas, simplemente permaneces consciente, sin pensar. Y si algún pensa-miento entra...entrará, porque los pensa-mientos no son tuyos; están simplemente flotando en el aire.
A tu alrededor hay una noosfera, una esfera de pensa-miento, todo a tu alrededor. Al igual que hay aire, hay pensa-mientos a tu alrededor, y entran espontáneamente en ti. Solamente paran, cuando te vuelves más y más consciente. Sucede que al hacerte más consciente, el pensa-miento simplemente desaparece, se funde, porque la energía de la consciencia es más grande que la del pensa-miento.
La consciencia es como fuego para el pensa-miento. Es como encender una lámpara en casa y la oscuridad no puede entrar, apagas la luz y la oscuridad surge espontáneamente de la nada; sin perder un solo instante, un solo momento, está aquí. Cuando la lámpara está encendida en la casa, la oscuridad no puede entrar.
Los pensa-mientos son como la oscuridad: aparecen sólo si no hay luz dentro. La consciencia es luz: al volverte más y más consciente, menos y menos pensa-mientos aparecen.
Si te haces realmente parte de tu consciencia, los pensa-mientos no te penetran; te conviertes en una ciudadela impenetrable, nada puede entrar en ti. Esto no quiere decir que estés cerrado, recuerda, estás totalmente abierto; pero simplemente la mera energía de la consciencia se convierte en tu muralla.
Y entonces ningún pensa-miento puede entrar en ti, vendrán y pasarán a tu lado. Los verás venir y simplemente al llegar cerca de ti se darán la vuelta. Entonces puedes ir a donde quieras, puedes ir al infierno; nada puede afectarte. Esto es lo que yo llamo iluminación.
OSHO, Tantra: La Suprema Sabiduría.
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