martes, 27 de noviembre de 2018

A las cosas infinitas no le falta nada ni le sobra nada.


Todos deberíamos estudiar los principios del éxito en la temprana juventud.
Nos llevan al catecismo, nos enseñan los 10 mandamientos, la raíz cuadrada, la división y los decimales.
Pero nadie nos enseña los principios del éxito.
Nos preparan para ser esclavos.
Nos dan la dosis de conoci-miento justa para encajar en el molde de "empleados".
Y luego de una vida de entrega y sacrificios.....
Nos jubilamos como empleados.
Y nos gastamos los ahorros en medicinas que nos enferman más.
Cuando era niño mi madre contrató una cocinera española de casi setenta años que preparaba deliciosos bocadillos cada día.
Ella se jactaba de que en su España natal le habían enseñado los 10 manda-mientos antes de los 8 años de edad.
Pero no le habían enseñado los principios del éxito.
Estos principios son muy simples y los han enseñado los grandes maestros que con un amor infinito los comparten con el mundo.
Chopra, Dyer, Napoleón Hill, Louise Hay, William James.....
Desde mi niñez me apasionó el tema.
Y lo primero que hay que hacer es leer con pasión a estos maestros.
Ante todo quitar la connotación negativa sobre el significado de "éxito".
Porque tener éxito es tener el poder de conseguir la satisfacción de un deseo.
Es algo hermoso y la mayoría no es capaz de utilizar su capacidad exitosa.
Porque ven al éxito como algo egoísta o "materialista".
Ante todo se requiere sabernos poderosos.
Formamos parte de una corriente infinita, de inteligencia y amor.
Después se requiere definir nuestro deseo.
Pero no es suficiente......todos los expertos nos advierten...
Ese deseo debe ser ardiente...si no es así no tendrá el impulso que se requiere para alcanzar el éxito.
Por esa razón no todos lo que inician la macrobiótica consiguen la cura completa o una salud brillante.
Porque les falta pasión, compromiso, intensidad y voluntad.
Atribuyen su falta de éxito a dificultades externas.
Entonces saltan a otras terapias...
Porque tal vez haya algo que le "falta" a la macrobiótica.
Pero no le falta nada.
Porque la macrobiótica es simplemente la voluntad universal intentando expresarse en nuestro pequeño templo de carne y huesos.
Y como todas las cosas infinitas, no le falta nada ni le sobra nada.

-Martín Macedo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario