Carl Jung dijo: “Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”
Muchas veces generamos que no terminamos de entender o que nos parecen "injustas". Un primo nos ha traicionado, una amiga nos roba, un compañero de trabajo nos acosa, o nuestra pareja nos miente.
Biológicamente, el ser humano está compuesto por aproximadamente un 80% agua. Pues bien, ¿qué se genera cuando me aproximo a un lugar que hay agua (un estanque, una acequia, una lago)? Si me asomo, veré reflejarse los árboles, las piedras, las nubes, la luna… Y por supuesto, me voy a reflejar yo en él.
Por tanto, no hay nada de lo que se genere fuera, que no esté primero en nuestro interior. Y el “otro” es nuestro reflejo, del mismo modo que el agua refleja la realidad tal y como es. Sin filtros, sin juicios, sin tapujos. La función de este reflejo es mostrarnos sutilmente como es la “imagen” de nuestra alma. Lo que veo en el otro, no es del otro… ¡Es mío!
Esto funciona así siempre, porque es una Ley natural. Y cuándo generamos estas cosas, es el momento de sincerarnos internamente y preguntarnos qué estamos generando en nosotros que está provocando esta situación. ¿Te gustaría saber cuál es el espejo y la sombra que dominan tu vida?
Para empezar vamos a distinguir que este reflejo se puede manifestar en dos estados que denominaremos: El espejo y La Sombra. Se podría asemejar al reflejo que se percibe de día o de noche.
El Espejo, es lo que percibimos de una forma más consciente. Es quizás el más fácil de identificar y lo podríamos asemejar al reflejo que se produce en el estanque si es “de día”.
La Sombra, por el contrario, es algo que está más profundo en nosotros, es inconsciente y no es fácil de reconocer. En este caso sería el reflejo en el estanque “de noche”.
El Espejo. Se puede manifestar por dos motivos, que llamaremos “karma” y “reflejo”.
- El karma: Yo he traicionado a alguien, y alguien me traiciona a mi. Lo que siembras recoges. A veces no es fácil reconocer en qué punto del camino hemos sembrado ciertas cosas, por eso requerimos ser honesto con uno mismo para identificar a quién hemos fallado.
Quizás nuestros valores nos permiten traicionar a una persona que nos ha confiado un secreto valioso por el simple hecho de que nos cae mal o es “una mala persona” y por ese motivo no nos parece algo tan grave lo que estamos haciendo. Sin embargo, el espejo siempre es sincero y tarde o temprano nos viene a mostrar una parte de nosotros.
En este caso, la pregunta que nos apoyaría a solucionar el conflicto sería ¿A quién?
A quién he traicionado, a quién he robado, a quién acoso, a quién miento… Y ¡ojo! muy importante, la respuesta de este “a quién”, la mayoría de las veces es: a nosotros mismos. Por lo que pasamos directos al siguiente punto: el reflejo.
- El reflejo: Siento que me traicionan, cuando en realidad me estoy traicionando a mi mismo. Este es quizá el espejo más doloroso, porque aunque parezca externo, el daño nos lo estamos haciendo por partida doble.
Aquí entran en juego la falta de autoestima, la falta de dignidad, los senti-mientos de abandono o "necesidad" de reconoci-miento, etc. Aquí estarían las veces que nos hemos traicionado a nosotros mismos haciendo algo que no va acorde a nuestro valores, o nos estamos fallando entregando nuestro poder.
La pregunta en este caso sería ¿En qué?
En qué me traiciono, en qué me estoy robando, en qué me acoso, en qué me miento…En ambos casos “el juicio”, el juzgar, juega un papel importante, así como el ver reflejada en otra persona exactamente lo mismo que realmente requerimos cambiar nosotros.
La Sombra. La Sombra en sí misma tiene tanta riqueza, que daría para desarrollar varios capítulos. Es esa parte de nuestro interior que permanece oculta y que el otro viene a destapar. Son nuestros miedos más inconscientes, nuestras resistencias y nuestros fantasmas. Lo que no nos confesamos. Es aquí donde encontramos nuestras debilidades y carencias manifestadas a través del otro.
El reflejo del agua parece más tenebroso y oscuro. Algunas figuras no se distinguen con claridad, pero están ahí. Por ejemplo si nuestra relación de pareja no funciona porque hay falta de comunicación y de entendi-miento o sentimos que no podemos compartir con el otro una parte de nosotros mismos, “La Sombra” nos podría estar dando la oportunidad de reconocer que no nos aceptamos tal y como somos. O que tenemos miedo a que no nos entiendan. Puede hablarnos incluso de nuestro miedo al abandono, la falta reconoci-miento o nuestro temor a la soledad.
Quizás sea el momento de reconocer que profundamente tenemos un deseo de aislarnos y estar solos. O incluso admitir que no es la persona que en realidad queremos en nuestra vida.
En “La Sombra” también encontraríamos por ejemplo que, si me traicionan, es como consecuencia de nuestro miedo a ser traicionados, nuestra necesidad de aceptación, nuestro miedo al rechazo, etc. La Sombra básicamente nos mostrará nuestro “punto flaco”, nuestro miedo, nuestra carencia o nuestra lección para crecer.
La Sombra nos pide honestidad y valor, porque me está mostrando una parte de mi que me oculto y que tengo que reconocer de mi mismo, una carencia o algo que temo.
“Lo que no me gusta de ti, lo corrijo en mi”.
Daniel Dharma Zen
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