lunes, 22 de octubre de 2018

Lo que más ama todo el mundo es su libertad.

Lo que más ama todo el mundo es su libertad.

Los maridos dicen que aman a sus mujeres, pero no es más que dominación. Son celosos, son posesivos, ¿cómo pueden decir que aman? Las esposas no hacen más que decir que aman a sus maridos, pero las veinticuatro horas al día se dedican a hacer de sus vidas un infierno; hacen todo lo posible para convertir al marido en algo feo. Un marido sumiso es algo feo. Y el problema es que primero, la mujer convierte al marido en un marido sumiso y después pierde interés en él, porque ¿quién va a interesarse por un marido sumiso? Resulta despreciable; no parece lo suficientemente hombre.

Primero, el marido intenta reducir a la mujer a una posesión suya, y una vez que la convierte en una posesión, pierde el interés en ella. Tiene su lógica: su único interés era poseer; ahora que ya lo ha conseguido, desea encontrar a otras mujeres para saciar su deseo de posesión.
Ten cuidado con estos mecanismos del ego, porque es probable que te sientas herido, ya que es inevitable que la persona a la que estás intentando poseer haga todo lo posible por rebelarse; es inevitable que sabotee tus trucos, tus estrategias, porque lo que más ama todo el mundo es su libertad. Incluso el amor está por debajo de la libertad; la libertad es el valor supremo. Se puede sacrificar el amor para preservar la libertad, pero no se puede sacrificar la libertad para obtener amor.Y eso es lo que hemos hecho durante siglos: sacrificar la libertad para obtener amor.
Entonces hay rivalidad, hay conflicto, y se aprovecha la menor oportunidad para herir a la otra persona. El amor, en su forma más pura, consiste en compartir la alegría. No pide nada a cambio, no espera nada; de modo que ¿cómo vas a sentirte herido? Cuando no esperas, no hay posibilidad de sentirse herido. Todo lo que venga, será bueno, y si no viene nada, también será bueno. Tu dicha consistía en dar, no en obtener. De ese modo, uno puede amar desde miles de kilómetros de distancia, no hace falta estar físicamente presente. El amor es un fenómeno espiritual; el deseo es un fenómeno físico. El ego es un fenómeno psicológico; el amor es espiritual. Tendrás que aprender el alfabeto del amor.
Tendrás que empezar desde el principio, desde cero; de lo contrario te sentirás herido continuamente. Y recuerda, solo tú puedes ayudarte a ti mismo; no hay nadie más que sea responsable. ¿Cómo va a poder ayudarte otra persona? Nadie más puede destruir tu ego. Si te apegas a él, nadie podrá destruirlo; si has invertido en él, nadie podrá destruirlo. Lo único que puedo hacer es compartir mi conocimiento contigo. Los budas solo pueden mostrarte el camino; después eres tú quien tiene que andar, quien tiene que recorrer el camino. Nadie puede guiarte, llevándote de la mano.
Osho

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