domingo, 21 de octubre de 2018

La inteligencia infinita está en todas partes


La inteligencia infinita está en todas partes.
En cada rincón del Universo.
Y en cada una de nuestras células.
Ella lo penetra todo y lo sabe todo.
Estamos hechos de inteligencia infinita.
Y como es infinita, su fuerza también es infinita.
Esta fuerza mantiene a los electrones en sus órbitas y a los planetas girando alrededor de las miríadas de estrellas en el cielo.
Cada respiración es una prueba de esta inteligencia infinita.
Es un triunfo de la vida sobre la muerte.
La fuerza infinita forma nuestra esencia y no podemos apartarnos de ella.
Si tomáramos consciencia de esta fuerza en nosotros no tendríamos ni una pizca de temor.
Pero cuando la inteligencia infinita busca su expresión en el mundo de las formas debe necesariamente moverse dentro de la dualidad.
Y la dualidad ya separa a los seres en dos grupos: fuertes y débiles.
Pero los llamados "débiles" lo son en apariencia porque la esencia sigue siendo la inteligencia infinita y la fuerza infinita.
Más allá de la dualidad que afecta nuestra vida temporal, está la vida infinita del alma que no es alcanzada por esta dualidad.
Y por eso no puede ser ni débil, ni pobre ni enferma.
Nuestra esencia es salud infinita y eso no puede disminuir.
Nuestra fuerza primordial no puede disminuir.
Pero hay que aprender a dominarla por el arte de la respiración y la atención del pensa-miento.
Así trascendemos la dualidad y entramos en el mundo absoluto.
Donde podremos contemplar nuestra esencia más pura y atraparla dentro de las limitaciones del cuerpo efímero.
Y de esa forma expresaremos nuestra naturaleza superior.
Y viviremos como seres luminosos, fuertes y sabios.
Y nada podrá hacernos daño.
Excepto cuando olvidamos nuestra naturaleza superior....y nos dejamos encandilar por la ilusión de las apariencias.
Una percepción superficial sólo ve olas en el mar.
Ve crestas, ascensos y descensos.
Olas pequeñas y grandes olas.
Y las clasifica y las estudia en categorías.
Pero más profundo no hay dualidad.
Sólo la inmensidad del océano infinito.
Y que provee la sustancia para que lo grande y lo pequeño puedan manifestarse en la superficie.

-Martín Macedo-

No hay comentarios:

Publicar un comentario