El boom del Eneagrama ha hecho que aparezcan tests de personalidad para saber cuál es nuestro eneatipo. Sin embargo, el único test de Eneagrama capaz de revelarnos quiénes somos es lo que sentimos cuando nos conocemos a través de la experiencia.
El Eneagrama de la personalidad se ha consolidado como la mejor herramienta para iniciarse en el camino del autoconocimiento. El cambio de paradigma que genera es el equivalente a ‘perder la virginidad’ espiritual. Especialmente porque es muy fácil de comprender y muy sencillo de poner en práctica. Se trata de un manual de instrucciones de la condición humana que describe a grandes rasgos nueve tipos de personalidad, también llamados “eneatipos”.
A través de estos nueve modelos mentales, el Eneagrama hace una radiografía de nuestro lado oscuro (el ego) y de nuestra parte luminosa (el ser). Y sirve de gran ayuda para hacer consciente las motivaciones ocultas que hay detrás de nuestras actitudes y conductas, así como de los resultados emocionales que cosechamos en nuestra vida.
La mayoría de personas que se atreven a mirarse en este espejo del alma experimentan una toma de consciencia que significa un punto de inflexión en su existencia. Es muy común escuchar a personas decir que el Eneagrama les ha “cambiado la vida”. La verdad es que yo soy una de ellas. Hice un curso en 2005 y algo dentro de mi hizo clic. Realmente funciona.
Esta es la razón por la que año tras año esta herramienta de autoconocimiento está ganando popularidad. Todavía recuerdo el primer curso de Eneagrama que impartí a finales de 2006, al que asistieron 15 personas. Al último que hice a principios de 2019 vinieron 270 alumnos. El auge de este mapa de la personalidad es un fenómeno tan imparable como exponencial. Dentro de poco empezará a enseñarse en todas las escuelas.
El boom del Eneagrama ha llegado a tal punto que está empezando a despertar el interés de la mayoría, llegando a aparecer en medios de comunicación masivos como El País o Televisión Española. Y si bien llegará un día en que todo el mundo conozca su eneatipo, también es verdad que existe el riesgo de que poco a poco se vaya banalizando el uso de esta maravillosa herramienta de autoconocimiento.
¿Vale la pena hacer un test de Eneagrama?
Actualmente existen numerosos tests de Eneagrama. Algunos se anuncian como “test de personalidad”, “test rápido”, “test completo” o “test corto” para conocer nuestro eneatipo. Y dado que a todos nos encanta hacer este tipo de tests, estas páginas reciben miles de visitas cada día.
Uno de los test de Eneagrama más populares es el creado por Don Richard Riso y Russ Hudson, autores de “La sabiduría del Eneagrama”, uno de mis libros preferidos. Está formado por 135 afirmaciones, empezando por ésta: “Por lo general me consideran una persona seria y sensata, y una vez dicho y hecho todo, supongo que lo soy.” En este caso, hemos de elegir cuál de estas cinco opciones nos describe mejor en relación con cada afirmación: “Casi nunca”, “rara vez cierto”, “algo cierto”, “generalmente cierto” y “muy cierto”.
En esta línea destaca el test de personalidad de Personarte, que contiene 135 afirmaciones, la primera de las cuales es: “Si veo claramente que alguien comete un error, le ayudo a darse cuenta de ello y a corregirlo.” En cada una de ellas hemos de seleccionar si nos identificamos “mucho”, “nada” o “poco”, en caso de que nos cueste decidir.
He de confesar que la primera vez que me hablaron del Eneagrama, una de las primeras cosas que hice fue hacer este test. Curiosamente, años más tarde me pidieron que les asesorara para mejorarlo, a lo que accedí encantado. Sin embargo, al concluir mi colaboración con ellos me di cuenta de que si bien estos tests de Eneagrama son otra forma de hacernos reflexionar acerca de nosotros mismos, es importante concebirlos como lo que en realidad son: una forma amena y simpática de entretenimiento psicológico.
Eso no quiere decir que no tengan valor –claro que lo tienen–, pero no hemos de confundirlos ni emplearlos como una alternativa al auténtico proceso de conocernos a nosotros mismos a través de nuestra propia experiencia. Y es que nada ni nadie pueden revelarnos quiénes verdaderamente somos ni cuáles son nuestras motivaciones más profundas.
Tú eres el verdadero test de Eneagrama
Del mismo modo que es un error buscar a un gurú que nos diga cómo tenemos que vivir nuestra vida, es una equivocación pretender que un test nos diga cuál es nuestro eneatipo. Es como si frente a un problema matemático alguien nos diera el resultado numérico final sin darnos la información necesaria para comprender cómo ha llegado a esa conclusión. Independientemente de que el test de Eneagrama acierte en su diagnóstico –basándome en mi propia experiencia puedo afirmar que no suele ser así–, el valor de esta herramienta radica en darnos la oportunidad de averiguarlo por nosotros mismos.
La gran mayoría de personas que han descubierto su eneatipo dominante por sí mismas suelen llegar a una misma conclusión: “Ha sido un proceso muy doloroso, pero muy liberador”. No en vano, a nadie le gusta reconocer que albergamos un lado oscuro lleno de ignorancia, inconsciencia y mediocridad. Sin embargo, darnos cuenta de las sombras que habitan en nuestro interior es el primer paso para poder comprenderlas, aceptarlas, sanarlas y trascenderlas.
En el momento en el que sentimos el dolor inherente a la herida de nacimiento que describe nuestro eneatipo principal, es imposible que no nos dejemos transformar por él. En cambio, si nos conformamos con el resultado que nos da un test de Eneagrama, puede ser que sepamos cuál es nuestro eneatipo, pero seguiremos exactamente igual. De hecho, en ocasiones he escuchado decir algo así como: “Hace años hice un test de Eneagrama, aunque no recuerdo qué número me tocó…”, como si se tratase de algún tipo de lotería.
El verdadero test de Eneagrama está dentro: somos nosotros mismos. Es decir, lo que sentimos por dentro mientras investigamos acerca de los nueve eneatipos. Si realmente somos honestos y no nos engañamos, llega un momento en que experimentamos un “orgasmo emocional”. Es decir, un ‘eureka’, una revelación, un clic, una toma de consciencia que marca un antes y un después en nuestra manera de comprendernos y de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con la vida.
Borja Vilaseca
No hay comentarios:
Publicar un comentario