domingo, 3 de mayo de 2020

Echémonos de menos, no de más


El amor de pareja sano, sólido y duradero se ha convertido en un fenómeno tan raro como excepcional. Encontrar a dos personas que después de muchos años juntas se sientan satisfechas y se relacionen entre ellas con admiración y pasión es algo casi inaudito. 

Cada vez se alzan más voces que se atreven a pronunciar una verdad incómoda: que el molde de pareja convencional no funciona para todo el mundo. 

De hecho, existe una nueva tendencia en auge entre las parejas más progresistas que a mí me gusta denominar “part-time marriage”; en castellano, “matrimonio a tiempo parcial”. 

En esencia, consiste en construir un vínculo que permita a los dos integrantes de la misma estar juntos, pero no atados, promoviendo más espacios de libertad y autonomía. 

Su lema es: “Echémonos de menos, no de más”.
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Lo curioso es que este anhelo de mayor independencia va en contra de la ley. La sociedad no sólo nos presiona para que vivamos en pareja, sino que una vez contraemos matrimonio nos obliga a vivir con ella en un “domicilio conyugal”, tal como establece el artículo 68 de la Constitución Española. 

Según el código penal de este país, “el incumplimiento de esta obligación puede dar lugar a un delito de abandono de familia”. Es decir, que tenemos que pasar tiempo con nuestro cónyuge incluso cuando no nos apetece estar con él. 

Irónicamente, si tratamos de escapar de la prisión en las que muchos han convertido su matrimonio podemos terminar en una cárcel de verdad.
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Sea como fuere, que decidamos unirnos en pareja no quiere decir que tengamos que vernos cada día ni dormir juntos todas las noches. Lo importante es que gocemos de tiempo de calidad.


Borja Vilaseca

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