El verdadero amor se sustenta bajo cinco pilares: en primer lugar, la «responsabilidad personal», que consiste en que a nivel emocional cada miembro de la pareja se haga cargo de sí mismo. Esencialmente porque nuestro bienestar sólo depende de nosotros mismos. En segundo lugar, la «comunicación asertiva». Ésta tiene mucho que ver con la capacidad de ser sinceros y honestos con el otro. Y de saber empatizar el uno con el otro y de expresarnos con respeto y asertividad.
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En paralelo, es imprescindible cultivar la «mimoterapia», un concepto creado por la escritora y coach, Irene Orce. Es decir, el arte de mimar a nuestra pareja, dedicando tiempo y espacio a potenciar el cariño, la ternura y las caricias. Y para ello, nada mejor que remolonear un buen rato en la cama todas las mañanas. Además de reforzar el vínculo afectivo con nuestro compañero sentimental, la mimoterapia tiene efectos muy positivos sobre nuestra salud y bienestar, llenando además nuestro depósito de energía vital. De ahí el slogan «más abrazos y menos prozac».
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Además de la responsabilidad personal, la comunicación asertiva y la mimoterapia, el cuarto pilar es el «detallismo». Es decir, cuidar y sorprender a nuestra pareja, teniendo detalles que mantengan encendida la llama del amor y que eviten que la relación caiga en la monotonía. Y esto pasa por no darla por sentada, ligándonosla cada día.
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Por último y tal vez más importante, es esencial cultivar el «desapego». Es decir, en saber ser felices con o sin nuestra pareja. Al no necesitarla para nuestra felicidad es cuando podemos verdaderamente amarla. Solo así podemos construir una convivencia constructiva, pacífica, libre y respetuosa.
Borja Vilaseca
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