El átomo está constituido por partículas subatómicas.
Muchas de estas partículas tienen una existencia muy fugaz.
De unos pocas milésimas de segundo.
Surgen y desaparecen miles de veces en un segundo.
Estas partículas de tan breve existencia se organizan y forman átomos.
Los átomos se organizan y forman moléculas
Y las moléculas se vuelven a organizar en proteínas y otras sustancias orgánicas e inorgánicas.
Nuestros cuerpos están hechos de estas partículas que desaparecen y reaparecen varias miles de veces en un segundo.
Nuestros cuerpos se desintegran y se vuelven a integrar miles de veces por segundo.
Aparecemos y desaparecemos a una velocidad infinitamente grande.
Nuestras partículas constitutivas son una fantasía.
Un sueño de verano.
Por eso Shakespeare decía que estamos hechos de la misma sustancia que los sueños.
Hay una fuerza yang que aglomera nuestras partículas subatómicas y les da la forma de nuestros cuerpos.
Lo que conecta toda esta gran cantidad de átomos es un misterio.
Es una información, un programa, una inteligencia que lo organiza todo.
Las partículas son las mismas en un sapo y en un venado.
Son solo partículas.
Un hombre fuerte y un hombre débil son básicamente lo mismo.
Porque todos venimos de la Tierra y a la Tierra regresamos.
Pero la diferencia entre ricos y pobres, fuertes y débiles, guapos y feos está en la información.
En las omnipotentes creencias.
Que pacientemente nuestra familia y cultura imprimen en nuestras jóvenes mentes.
Por eso quien cuida su destino cuida su palabra.
Es mas, trata cada palabra como si fuera un diamante.
-Martín Macedo-
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