El maestro del tiro al arco debe aquietarse totalmente antes de lanzar la flecha.
Si no logra la quietud absoluta en el momento de lanzar la flecha, su lanza-miento fallará.
La mente es como el arco que se tensa pero con una quietud perfecta.
El poder de la mente reside en su quietud.
La quietud es yin y la actividad es yang.
Durante la meditación alcanzamos la quietud completa mente-cuerpo.
Y entonces susurramos nuestro deseo.
Y creará una onda expansiva que llegará a los rincones más lejanos del universo.
Y Dios sabrá nuestro deseo y todas las fuerzas inimaginables se pondrán en acción para ayudarnos y nada detendrá a esta gran corriente de amor infinito.
-Martín Macedo-
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