jueves, 7 de mayo de 2020

El infinito no se cansa ni se compara.

Hace unos años cuando leí por primera vez a Chopra me sentí indignado.

Porque éste decía que no había que esforzarse, que las cosas fluyen como el agua de un río que baja ágilmente desde la montaña y sólo debemos sentir el amor infinito en nuestra vida para que nuestros deseos se consigan sin esfuerzo.
Que había que sentir gratitud y esperar las bendiciones abundantes, pero sin esforzarse.
Yo me sentí casi estafado.
¿Pero cómo este señor que tiene seguidores en todo el mundo, super exitoso, próspero y amado por millones de estudiantes pueden decir que no hay que esforzarse para conseguir las cosas que queremos?
A mi me enseñaron que hay que esforzarse mucho para triunfar, y que los que habían logrado mucho en la vida era simplemente porque se había esforzado más que los otros.
Que los perezosos se quedan pobres y sufren todas las miserias del mundo.
Y me apunté en todas las academias de karate y judo para vencer mi tendencia a la pereza.
Hoy le doy la razón a Chopra.
Sólo el ego se esfuerza.
Se esfuerza y queda extenuado.
Se esfuerza y no disfruta de lo que hace.
Quiere competir y tener y ser más que los demás.
Hoy no me esfuerzo más.
Ni tampoco me canso ni necesito competir con nadie.
Todo eso es ego.
Soy un ser infinito igual que tú.
Pero lo he comprendido.
Trabajo intensamente, el que me ve dirá..."este hombre trabaja muy duro".
¿Acaso un hombre enamorado necesita esforzarse para ir a ver a su chica?
Pero es una percepción errónea....yo sigo mi pasión, simplemente me conecto con las grandes corrientes oceánicas y me impulso en esa energía infinita que mueve todo el universo.
El infinito no se cansa ni se compara.
Simplemente sigue sus impulsos más sublimes y se divierte creando su propio paraíso e invita a sus amigos a habitar en él.
Sin miedo a los virus.
Sin miedo a nada.

-Martín Macedo-

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