¿Alguna vez has pasado tiempo con niños indisciplinados? Hablo de niños realmente rebeldes. Yo sí. No me malinterpretes, todos los niños son hermosos, pero algunos simplemente son, digamos… muy enérgicos. Una amiga mía tenía dos hijos así. No importaba lo que ella o su esposo hicieran, no lograban controlar el carácter de sus hijos. Cuando estábamos sentados en el salón, ellos irrumpían, corriendo y gritando, y golpeaban los muebles sin tener ningún cuidado.
Nunca olvidaré el día en el que ella me miró y me preguntó: “¿Por qué, Karen? ¿Por qué mis hijos son tan agresivos?”.
Yo le respondí: “A nivel espiritual, muchos de los patrones de comportamiento de un niño se forman en la concepción. Por ejemplo, si se está enojado al momento de la concepción, podría nacer un niño enojado”.
A ella no le gustó mucho esa respuesta, pero es verdad. Le damos un vistazo a esta profunda idea en la porción de Nasó de esta semana. Hay todo un pasaje en el que un ángel se acerca a una mujer embarazada y le dice todo en lo que debe hacer restricción para que su hijo nazca siendo nazareno. De hecho, ¡el ángel le dice que no beba alcohol! ¿Es posible que desde hace tantos años la Biblia ya sabía lo que los doctores apenas comenzaron a decirles a las mujeres en los setenta? Lo que la Biblia realmente nos está diciendo aquí es que la formación de un alma tan elevada no comienza en su nacimiento, sino más bien cuando el niño aún está en el vientre e incluso al momento de la concepción.
La importancia de esta historia no está reservada para las mujeres embarazadas, como pudiste haber imaginado. Esto se relaciona con cada uno de los aspectos de la vida humana.
Concebimos constantemente, ¿no? Siempre creamos vida de algún tipo. Ya sea que creemos nuevas amistades, iniciemos nuevos proyectos de negocios, horneemos un pastel o concibamos un niño: lo que determina el resultado de cómo será nuestra vida no son solamente nuestras acciones, sino también nuestros pensamientos mientras las realizamos.
La comida hecha por una madre siempre sabrá mejor porque fue hecha con amor. Un negocio que inicia inspirado por una verdadera pasión y deseo de compartir suele ser más exitoso que los que son hechos para enriquecerse rápidamente. Y sí, los niños que son concebidos en un momento de genuina conciencia espiritual e intercambio de amor verdadero desde luego que son almas especiales.
Me gustaría que hicieras algo esta semana: fíjate en tus propios hijos rebeldes. No me refiero literalmente (a menos que, por supuesto, sí tengas hijos rebeldes). ¿Qué no funciona en tu vida? ¿Cuáles son las áreas en las que las cosas tienden a descontrolarse? Ahora, remóntate al inicio y pregúntate si tu conciencia estaba en un estado de compartir cuando todo el proceso inició. Pero ¿sabes algo? La buena noticia es que siempre podemos cambiarlo. Siempre podemos mejorar el futuro con simplemente ser mejores aquí y ahora.
Esta semana también resulta coincidir con la festividad de Shavuot, una intensa inyección de Luz que puede ayudarnos a mantener una conciencia más positiva durante todo el año.
Como verás, a veces no tenemos que cambiar nuestras acciones. Sólo necesitamos que nuestras intenciones sean puras de corazón. Con un deseo de compartir como la fuerza motivante detrás de todo lo que hacemos, seguramente crearemos mejores horizontes para nosotros y los demás.
Karen Berg
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