sábado, 4 de mayo de 2019

El "debería usted haber"...

LA TRAMPA PARA VÍCTIMAS LLAMADA EL “DEBERÍA USTED HABER” : COMO Y POR QUÉ FUNCIONA


Siempre que alguien le diga: “Debería usted haber..., prevéngase contra la posibilidad de convertirse en víctima. Un “debería haber” no cambiará una cosa que usted haya hecho ya, pero puede emplearse para obligarle a reconocer que estaba equivocado y para evitar debatir con usted lo que puede hacerse ahora. Mientras un sojuzgador potencial pueda mantener enfocada
la conversación sobre el comportamiento pretérito de usted, tenga la absoluta certeza de que usted no alcanzará lo que pretende ahora.
Veamos un ejemplo demostrativo del modo en que funciona esta pequeña maniobra de avasallamiento.
Arthur se trasladó a su casa un viernes por la tarde y telefoneó a la compañía de electricidad, empresa de servicio público, para decir que le dieran la corriente. El empleado al que formuló la petición le respondió: “Debió habernos llamado el miércoles. Ahora es demasiado tarde para hacer nada”.
Arthur estuvo a punto de dejarse sojuzgar, lo que habría ocurrido si no hubiera opuesto resistencia al intento de arrastrarle por aquella tangente, completamente ilógica porque él no podía saber que la “norma” de la empresa de electricidad era que se la avisara con dos días de anticipación antes de dar la corriente a un usuario ... Por otra parte, el viernes, a Arthur le resultaba imposible del todo retroceder hasta el miércoles para hacer la llamada, por lo que decirle que debió haber hecho era tan absurdo como inútil. Pero Arthur sabía que esa clase de cosas se dicen una y otra vez, reconoció la trampa, no ignoraba que la compañía podía darle la corriente aquel mismo viernes, si la persona adecuada lo ordenaba, y , antes de atascarse con el empleado recepcionista,
solicitó hablar con un supervisor. Arthur explicó detalladamente su caso al supervisor y aquella misma noche tuvo la luz, a pesar de que el recepcionista le había asegurado que eso era “imposible”.
El gambito del “debería usted haber” se utiliza prácticamente todos los minutos del día, de manera especial en oficinas de todo el mundo, por parte de personas que quieren ligarle a usted y doblegarlo a la conveniencia de aquellas.
Resulta porque las víctimas potenciales no lo identifican cuando se aproxima y, consecuentemente, se ven atrapadas en la sensación de culpabilidad o de irresponsabilidad.
De todas formas, la mayoría de las personas tienen una inclinación excesiva a recrearse en el pasado y eso hace también que estén demasiado predispuestas a permitir que los opresores abusen de ellas a través de variantes sobre el tema del comportamiento que ni siquiera
se produjeron nunca. Cuando alguien emplea el sistema del “debería usted haber”, lo normal es que le interese que usted no se sienta muy católico, con vistas a los propios fines de ese alguien, y lo más probable es que no albergue el menor deseo de ayudarle a usted ni sacar la debida enseñanza de sus pasados errores o a corregir su ignorancia.
Una vez ese alguien ha conseguido que usted tenga la sensación de ser malo o necio, será fácil convencerle de que no se le puede ayudar y está usted a punto para el “Lo siento, pero ya no me es posible hacer nada. Debió usted haber ...” .
Y si usted lo admite, adiós, ya ha pasado a ser una estupenda víctima, caída por no haber reconocido la trampa que tan bonitamente, aunque quizá no deliberadamente, le tendieron.
Es fácil castigar a alguien que de modo inconsciente se muestra de acuerdo en que ha de castigársele, y el “debería usted haber...” está diseñado precisamente para que uno crea eso.
“Debiste haber...” se emplea repetidamente con los niños, para que se sientan culpables y mantenerlos así dentro de la disciplina. “Si pensabas construir en el sótano tu jaula para conejos, Dennis, deberías habérmelo dicho esta mañana. Ahora es demasiado tarde, porque acabo de limpiarlo todo allá abajo y quiero que dure un poco así, arreglado.” Dennis sabe que ni por lo más
remoto le hubiera sido posible adivinar cuándo iba su padre a meterse con la limpieza del sótano y comprende lo ilógico del “deberías haber”. Pero al chico no le es posible utilizar su propia lógica frente al padre, que una vez ha emprendido aquel camino, recurrirá al enojo o sus prerrogativas de persona mayor para imponerse Dennis una vez más.
La única estrategia para eludir la trampa del “debería usted haber...” consiste en abstenerse de intervenir en el ritual, para concentrarse en lo que real y razonablemente puede hacerse en el presente. 
Cuando alguien le diga: “Lo que debiste hacer...”, apresúrese a responderle: “¿Me propones que haga retroceder el tiempo para intentar lo que crees que debí haber hecho o podemos hablar de lo que verdaderamente puede hacerse en este momento?”.
Si sencillamente usted no puede apartar del gambito del “debería usted haber...” a alguien como el empleado recepcionista de Arthur y tiene que pasar por encima de él y entendérselas con un superior, a éste puede impedirle que empiece con e l mismo juego, empezando usted por decir: “Trato de conseguir que me den la corriente eléctrica (o lo que sea) hoy, pero su subalterno sólo quiere hablar de ayer (la semana pasada, el año pasado)”.

Wayne Dyer, “Evite ser utilizado”, 1978.

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